Medyka, la parte polaca de la frontera con Ucrania, es un hervidero de gente en las dos direcciones. Por un lado, llegan cientos de mujeres y niños, cargados con bolsas y maletas a reventar, en las que han metido como han podido toda una vida. Lera partió "en cuanto empezaron a caer las bombas", cuenta a RTVE.es esta veinteañera, destrozada después recorrer a pie los últimos 30 kilómetros que separan Kiev del límite con Polonia, precisamente el día de su cumpleaños. "Qué mejor manera de celebrarlo que andando siete horas a pie", dice, sacando fuerzas para soltar una carcajada.
Sin embargo, son también muchos los que salen hacia Ucrania. Casi todos hombres. En vez de maletas, llevan mochilas militares. Son ucranianos procedentes de otros países que parten a la guerra tras la movilización obligatoria decretada por su Gobierno para todos los varones de entre 18 y 60 años. "Lucharemos por nuestro hogar. No tenemos miedo, resistiremos y ganaremos a ese nuevo Hitler que es Putin. Estamos preparados para todo", dice Oli, que ha venido desde República Checa ataviado con chaleco antibalas. Tiene solo 22 años.