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En Corea del Norte, según la ONU, hay seis millones de personas que cada día pasan hambre, lo que significa que uno de cada cuatro habitantes en ese país no tiene que comer. Esta situación podría mejorar si se pone en marcha el acuerdo que norcoreanos y estadounidenses de suspender temporalmente su programa nuclear a cambio de alimentos.

Satisfacción y cautela. De este modo se puede resumir la reacción mundial al anuncio de Corea del Norte de detener su programa nuclear a cambio de alimentos. El país atraviesa una crisis alimentaria y según la ONU hay más de 6 millones de hambrientos, un cuarto de la población.

La agencia oficial de noticias de Corea del Norte ha anunciado este miércoles una moratoria en el programa nuclear del régimen comunista. La agencia revela que para mantener el clima positivo en torno al diálogo de alto nivel con EE.UU, Corea del Norte ha decidido suspender temporalmente las pruebas nucleares, el lanzamiento de misiles de largo alcance y el enriquecimiento de uranio en la central de Nyongbyon y permitir el regreso de los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica. La agencia también explica que EE.UU. se ha comprometido a suministrar a Corea del Norte 240.000 toneladas de alimentos y a posibilitar una asistencia adicional de más toneladas de víveres.

Delegados de Estados Unidos y Corea del Norte han iniciado este jueves en Pekín el primer contacto oficial entre ambos países desde la muerte del líder norcoreano Kim Jong-ily la sucesión de su hijo, Kim Jong-un.

Según confirmó a Efe la Embajada estadounidense en Pekín, los contactos se han iniciado a las 10.00 hora local (03.00 hora peninsular española), entre las delegaciones encabezadas por el viceministro de Asuntos Exteriores norcoreano, Kim Kye-gwan, y el enviado especial de Estados Unidos para Corea del Norte, Glyn Davies, quien ha prometido hacer declaraciones a la prensa al final del día.

La muerte de Kim Jong il ha cambiado muchas cosas, incluyendo la vida de su doble. Se llama Kim Jung sik, vive en Corea del Sur y tiene 61 años. Lleva una década haciendo anuncios y películas. "Se ha muerto algo también dentro de mí", dice, aunque reconoce que a veces le han insultado por la calle por su parecido con el difunto líder norcoreano. Lo más importante ahora, asegura, es la unificación de las dos coreas y un futuro en paz para todos.