Un conflicto laboral provocado por el embarrancamiento del Cason en la playa de Rostro, en Fisterra. La carga del mercante panameño, supuestamente tóxica y que explotaba al contacto con el agua (el contenido real de los bidones sigue siendo una incógnita hasta el día de hoy), acabó inexplicablemente cruzando toda Galicia en camiones y entre barricadas para ser depositada en el muelle de Alúmina Aluminio. Desde allí otro barco se encargaría de transportarla a Holanda.
Los rumores sobre la peligrosidad de la mercancía provocaron una enorme reacción social que acabó convertida en psicosis, dentro y fuera de la factoría. El comité de empresa tomó la decisión de evacuar la planta mientras se hacía el trasvase de los bidones y parar las cubas. Una decisión insólita que acarrearía pérdidas millonarias y un laborioso proceso que duraría meses para volver a arrancarlas. La consecuencia más grave fue el cierre temporal de la planta y los primeros despidos en masa de su historia. Incluidos los 23 miembros del comité de empresa, que nunca recuperaron su empleo.