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Hace ahora un año, la situación en Grecia ponía en serios aprietos al euro y obligaba a duros ajustes en muchos países, entre otros, España. El 9 de mayo de 2010 Bruselas se enfrentó a su mayor crisis desde la creación del euro. Entonces diseñaron un plan de rescate económico para países en apuros. A cambio, esos países se comprometen a cumplir un programa de austeridad para que sus cuentas cuadren y -además- puedan devolver el dinero prestado. Este modelo de rescate ayudó a ganar tiempo.

Pero después de tres rescates -Grecia, Irlanda y Portugal- el problema continúa. La presión sobre la deuda no cede y los recortes internos son tan severos que impiden el crecimiento económico de los países rescatados. Se buscan nuevas soluciones y ahora se habla de reestructurar la deuda de Grecia. Y los rumores apuntan -incluso- a que Atenas abandone el euro, algo que los expertos descartan porque la cantidad a devolver se multiplicaría.

Si Grecia reestructurase su deuda, los inversores perderían una parte del dinero por cada bono o tardarían más en recuperarlo. El país podría afrontar mejor los pagos y acabar con la presión sobre su deuda en los mercados.

El vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, ha pedido a los mercados que "miren a los funamentos" y no se fijen en lo que "dicen que va a pasar" en alusión a las información publicadas el pasado viernes, por el diario alemán Der Spiegel, en la que fuentes del gobierno alemán aludían a una reunión de responsables de la eurozona para hablar de la reestructuración de la deuda helena. Almunia ha señalado que "nadie va a salir del euro" en relación a la posibilidad de que Grecia estuviera estudiando su salida de la moneda única y el regreso al dracma.

El analista, director de la agencia Thomson Reuters en Europa, Juan Ignacio Crespo, analiza las consecuencias de una posible salida del euro de Grecia. Crespo adelanta que en la actualidad no existen mecanismos que regulen esa posibilidad y señala que "podría provocar un pánico bancario y causar la quiebra del sistema bancario heleno". La moneda griega, el dracma, quedaría muy devaluada frente al euro y tendría aún más dificultades para afrontar el pago de la deuda. Los bancos franceses y alemanes son los que más deuda griega tienen y necesitan ganar tiempo, para hacer provisión con sus beneficios, antes de una posible reestructuración.

La desconfianza de los inversores por la posibilidad de una reestructuración de la deuda griega está castigando el euro que ha sufrido una brusca caída. Los mercados también presionan la deuda soberana de los países periféricos. El presidente permanente de la Unión Europea, Van Rompuy,ha afirmado que mantienen su política para Grecia pero afloran las diferencias. Reino Unido y Finlandia se han negado a financiar un segundo rescate para Atenas pero Grecia no está en condiciones de volver a los mercados.

Los problemas de Grecia para superar su crisis de deuda pública un año después de ponerse en marcha el plan de rescate financiero de la Unión Europea marcan la celebración del Día de Europa.

El expresidente del Parlamento Europeo Enrique Barón advierte que en momentos como este hay que mirar a quién se ayuda de manera conjunta. "Cuando se habla de Grecia hay que decir que se está ayudando también a la banca alemana y francesa y otras bancas; es decir, que aquí siempre se habla de países y no se habla de quienes están cobrando los intereses", explica (09/05/11).