Enlaces accesibilidad
arriba Ir arriba

La volatilidad ha reinado en las bolsas europeas que comenzaban la sesión con alzas, luego volvían a los números rojos y que han acabado con fuertes ganancias, sobre todo en Madrid, que ha liderado las ganancias en el Viejo Continente. Atenas sigue siendo el epicentro de los vaivenes de la economía europea, que teme una quiebra parcial del país. Pero este martes, la canciller alemana, Angela Merkel, ha negado la insolvencia de Grecia en varias ocasiones. Estas declaraciones, unidas a los rumores sobre un posible anuncio de Merkel y Sarkozy para solucionar la crisis griega, han impulsado al alza los mercados. Casi todos los parqués europeos han cerrado con mucha fuerza. Algunos por encima del 2%, como el Ibex-35 del parqué madrileño, que ha avanzado un 2,53% y ha recuperado el soporte de los 7.800 puntos (7.834,20). Las pérdidas acumuladas desde enero descienden ahora hasta el 20,54%. Tras el selectivo español, el mejor de todos, se ha colocado el de Milán, con un repunte del 2,19%. Y eso a pesar de la mala subasta de deuda que ha celebrado este martes el país transalpino, en la que Roma ha ofrecido el mayor interés de la era euro. El mismo camino seguían Fráncfort, que lograba un repunte del 1,85%; Londres, un 0,87%; París, un 1,41% y Lisboa, un 0,63%. Atenas ha caído un 0,51%.

En medio del espasmo financiero, llegó Obama a hurgar en la herida europea. El presidente de Estados Unidos dice que es necesaria la coordinación de las políticas fiscales europeas para hacer frente a la crisis de la deuda. Y añade que, aunque el foco inmediato está en Grecia, el mayor problema estará en España e Italia si los mercados siguen arremetiendo contra ellos. La ministra Elena Salgado no ha querido opinar esta mañana sobre lo manifestado por Obama.

Y, desde la libertad que dice tener por ausencia de responsabilidades políticas, el expresidente del Gobierno de España, Felipe González, ha pedido a la Unión Europea que haga un diagnóstico con el grado de alarma que la situación exige. "Estamos al borde del precipicio, ¿por qué no decir que estamos al borde del precipicio? ¿O es que tenemos que saltar por encima del precipicio para reaccionar?", ha asegurado González, para quien Europa está mal y está reaccionado agónicamente.

Los rumores sobre un posible anuncio de Merkel y Sarkozy para solucionar la crisis griega han impulsado al alza los mercados, pero el CAC 40 parisino sigue en rojo tras el desmentido oficial del Elíseo. Se especulaba con una posible quita de la deuda griega, lo que supondría una quiebra ordenada de Atenas, aunque tampoco puede descartarse que el eje franco-alemán decida dar su bendición a los eurobonos para calmar los ataques al euro.

Las Bolsas europeas siguen en rojo por el temor a la quiebra griega pese a que la canciller alemana, Angela Merkel, ha respaldado la solvencia de Atenas y ha llamado al orden a sus correligionarios para que las especulaciones no lastren la zona euro. Italia ha emitido deuda con una demanda muy baja y el interés más alto de la era euro, mientras su prima de riesgo supera los 400 puntos básicos, la de España se queda en torno a 370. La esperanza para la tercera economía de la zona euro es que China compre títulos de deuda, algo que podría aliviar la presión de los mercados.

José Ramón de Espínola, profesor de la cátedra Jean Monnet de la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid, cree que la suspensión de pagos de Grecia es "inevitable". En su opinión, Bruselas intenta demorar la quiebra para que los bancos europeos, sobre todo franceses y alemanes, ganen tiempo. Además, reclama "más Europa" para evitar el contagio de otros países (13/09/11).

La ecuación griega se complica y los líderes europeos tratan de despejar la mayor incógnita: si Atenas conseguirá pagar lo que debe. Van Rompuy augura tiempos difíciles, Trichet confía en que Grecia cumpla con sus compromisos de ajuste fiscal para seguir recibiendo ayuda, y Merkel y Durao Barroso guardan silencio después reunirse, aunque piden a todos los miembros de la Eurozona que aprueben la reforma del fondo de rescate.

Bruselas descarta la suspensión de pagos de Atenas. Pero los datos no despejan las dudas: un informe de la Comisión Europea asegura que el déficit griego se mantendrá por encima del 9% este año y el que viene. El primer ministro, Yorgos Papandreu, asegura que el país no caerá, que no habrá quiebra, y confirma que llegarán hasta el final con los ajustes necesarios.

Mientras, su secretario de Estado de Finanzas alerta de que las arcas públicas de Atenas se quedarán vacías en octubre y que sin ayuda, no podrán pagar pensiones ni sueldos de funcionarios. Los supervisores del rescate, los que deben aprobar el ansiado sexto tramo de ayuda para espantar el fantasma de la quiebra, vuelven el miercoles a Atenas.

Todo esto, un día después de que el Gobierno griego aprobase medidas extraordinarias: los alumnos de colegios, institutos y universidades tendrán que pagar los libros. Además, habrá un impuesto para todos los que tengan una propiedad inmobiliaria -unos 400 euros por una vivienda de 100 metros-.

El reloj no se detiene. A finales de octubre, los presupuestos griegos para el próximo año. El equipo de Papandreu ya ha empezado a buscar apoyos en el parlamento para sacarlos adelante.

Los gobiernos de la zona euro temen el colapso de Grecia y el contagio que supondría de producirse. La alternativa es más gobierno económico europeo y la creación de los eurobonos o emisión de deuda respaldada por todos los países del euro. Según informa Antonio Delgado, corresponsal de RNE en Bruselas, que cita a fuentes diplomáticas, la canciller alemana Angela Merkel, pese a su rechazo formal al eurobono, tiene en realidad una postura mucho más flexible al respecto y está dispuesta a aceptar cierto sistema común de deuda pública en la eurozona. La idea, con la que se trabaja ya en Bruselas, es crear para ello una Agencia Europea de Deuda. A cambio, los gobierno sde la zona euro deberán ceder soberanía, aceptar un mayor control comunitario sobre sus cuentas públicas. Esas son las líneas generales del acuerdo que Herman Van Rompuy espera conseguir en la próxima cumbre que se celebrará a mediados del mes de octubre.

Tras conocerse que Grecia solo tiene dinero para pagar sueldos y pensiones hasta octubre, desde Bruselas se ha lanzado una ofensiva en defensa del país heleno y de su continuidad en el euro que, sin embargo, no ha logrado el hundimiento de los mercados en el Viejo Continente. La Comisión Europea, el BCE y el presidente del Consejo Europeo han señalado que no barajan la hipótesis de que Atenas sea expulsado de la moneda única y además, el portavoz de Asuntos Económicos y Monetarios de la Comisión Europea, Amadeu Altafaj, ha subrayado la importancia de las últimas medidas de ajuste adoptadas, entre ellas el nuevo impuesto inmobiliario.

Las bolsas europeas han comenzado la semana con una nueva jornada de desplomes y gran volatilidad entre los rumores sobre la quiebra inminente de Grecia y la certeza de que, si no recibe el sexto tramo de la ayuda, en octubre no tendrán dinero para los funcionarios y las pensiones. En este contexto, el anuncio del Gobierno heleno de un nuevo impuesto inmobiliario no ha logrado tranquilizar a los mercados europeos. El selectivo español ha cerrado con una fuerte caída del 3,41%, por debajo de los 7.700 puntos (7.640,70), con todos los valores teñidos de rojo salvo Inditex, que ha conseguido cerrar en verde. Con este descenso, la Bolsa española ha cerrado en niveles de marzo de 2009. El resto de parqués europeos también han acusado la desconfianza de los inversores y se han desplomado en otra jornada aciaga. La que más ha perdido ha sido París, que se ha cerrado con unas pérdidas del 4,03% ante la posible rebaja de la nota de sus bancos por parte de Moody's por su exposición a la deuda griega, y se coloca en niveles de abril de 2009.

La liquidez de Grecia no va más allá de octubre. Lo admitía esta mañana su secretario de Estado de Finanzas al reconocer que las arcas del Estado heleno solo tienen fondos para afrontar el pago de los salarios públicos y de las pensiones a un mes vista. De ahí que a nadie haya extrañado el que el primer ministro, Yorgos Papandreu haya comparado la situación de su país con un estado de guerra. La última bomba estallaba ayer por la tarde cuando el Ejecutivo griego, reunido de forma extraordinaria, decidía habilitar un nuevo impuesto sobre todas las propiedades inmobiliarias, con el que se quieren recaudar 2.000 millones de euros. Papandréu intenta convencer hoy a su grupo parlamentario para que apoye esta nueva vuelta de tuerca. No lo tendrá fácil, como tampoco será sencillo convencer a los técnicos de la 'troika' comunitaria, que el miércoles regresan a Atenas, de la firme voluntad de Grecia de asumir sus responsabilidades en la lucha contra el déficit y la deuda. Solo así, Bruselas aceptará librar el sexto tramo de la ayuda acordada hace año y medio, 8.000 millones de euros, imprescindibles para alejar, aunque sólo sea momentáneamente, el riesgo de quiebra.