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Toñi y su hijo Juan, de 5 años, caminan 6 kilómetros cada día para coger el autobús que les lleva desde Paiporta a Valencia. Allí acude a un colegio cerca del trabajo de Toñi, ya que el suyo continúa cerrado. Como este, multitud de centros siguen sin abrir un mes después de los destrozos de la DANA del pasado 29 de octubre. Izan prácticamente no ha salido de casa desde la tragedia. Su colegio sigue cerrado y en vez de niños y profesores solo hay miembros de la Unidad Militar de Emergencias. Casi 10 mil alumnos siguen sin poder ir a clase.

En cuanto a los más mayores, los de Bachillerato, podrán hacer las pruebas de acceso a la universidad un mes después. Algunos institutos continúan anegados y tienen que dar las clases en formato online. Unas circunstancias que dificultan mucho el estudio para unos alumnos que en unos meses se jugarán su futuro en la PAU.

Un mes después de la tragedia de la DANA de Valencia, que deja por el momento un recuento de 222 fallecidos y cientos de miles de afectados, varios municipios continúan las labores de limpieza y vuelta a la normalidad. Ese 29 de octubre, la lluvia comenzó a caer con intensidad en algunos puntos desde por la mañana. Por ejemplo, en Algemesí, Alzira o Carlet llegaron a acumularse más de 200 litros por metro cuadrado. Una situación que también llegó a zonas de interior, como en Utiel. Allí se desbordó el río Magro, provocando los primeros destrozos. A primera hora de la tarde, el Centro de Coordinación de Emergencias lanzó una alerta hidrológica en los ríos Magro y Júcar. La presa de Forata había rebasado su capacidad máxima. Chiva y Turís también registraron cantidades de agua nunca vistas, que acabaron en la rambla del Poyo. Poco a poco, localidades como Aldaia, Torrent, Picaña o Paiporta comenzaban a anegarse.

Andrés Gómez, meteorólogo, explica en La hora de La 1 de TVE cómo las superficies impermeables agravan inundaciones y las soluciones naturales minimizan los impactos. El agua puede correr hasta cinco veces más rápido en estas superficies, lo que aumenta los impactos. El día en que se cumple un mes de la DANA que ha dejado 222 fallecidos en Valencia, el meteorólogo ejemplifica con municipios valencianos y explica qué es lo mejor que hay que hacer en casos de graves inundaciones.

Se cumple un mes del mayor desastre natural vivido en España este siglo, la DANA, que golpeó el pasado 29 de octubre a la Comunidad Valenciana y que también afectó a Castilla-La Mancha y parte de Andalucía. La cifra de víctimas mortales registradas a causa de las inundaciones en Valencia asciende a 222, mientras que la de desaparecidos se mantiene en cuatro, además de siete fallecidos en Castilla-La Mancha y uno en Andalucía.

Dra. Pilar Martínez, médico de familia del Centro de Salud de Catarroja, ha estado en Las Mañanas de RNE con Josep Cuní un mes después de la catástrofe de la DANA en Valencia. Pasado este tiempo, la doctora pone el foco en que en consulta ven "mucha patología psiquiátrica", que las personas afectadas por las inundaciones "están en fase de trastorno de estrés agudo". Al principio, explica, con la adrenalina estaban centrados en actuar en tareas de limpieza, pero ahora la realidad es otra: "Se percatan de la realidad que tienen, de que las ayudas no llegan, de que aún tienen los garajes con agua [...] y no puede normalizar su día a día", asegura. Además, Martínez se muestra preocupada por si, en un futuro, esta patología puede desencadenar en un trastorno de estrés postraumático.

La médico de familia admite que, aunque al principio contaron con mucho apoyo, actualmente solo está el equipo que trabaja habitualmente en el centro de salud: "Yo entiendo que la vida tiene que ir más o menos a su cauce, pero sí que echamos de menos más apoyo por parte de las administraciones, porque en el centro de salud estamos funcionando bajo mínimos".

  • "Estuve allí desde que cayó la primera gota. Vi cómo el agua se llevaba las vidas y los sueños de muchos valencianos"
  • ¿Qué ha sido diferente esta vez en la DANA del 29 de octubre? ¿Estamos ante un episodio extraordinario a nivel meteorológico?
  • La misma lluvia caída en otro sitio y de otra forma, probablemente hubiera tenido consecuencias muy distintas

Cuatro semanas después de la tragedia de la DANA, muchos tratan de salir adelante partiendo desde cero. Es el caso de la academia de inglés de Coni en Algemesí: cuando pensaba que su proyecto había llegado a su fin, una desconocida de Lugo se enteró de su historia y quiso ayudar. Lucía, a cientos de kilómetros de allí, le ha dado a Coni la esperanza y las ganas que necesitaba para seguir adelante. A parte de recibir material para ella, la academia de Coni se ha convertido en punto solidario para esos niños que, como sus padres, también se han quedado sin nada. Nuestra compañera Isabel Jiménez nos acerca esta historia fraguada en las redes sociales.

Nuestro compañero Luis Vallés ha hablado con Ernesto Martínez, familiar de Eli, una de las cuatro personas que continúa desaparecidas tras la DANA. Eli desapareció en Cheste la tarde del 29 de octubre mientras su madre Elvira, de quien sí han logrado encontrar su cuerpo, la llevaba al trabajo. Se han organizado batidas desde el punto donde desapareció y desde donde encontraron a su madre, cientos de voluntarios de Chiva, Cheste y otras localidades han peinado muchos kilómetros. "Una vez encuentras el cuerpo de alguien pasas página de alguna forma y comienza el duelo. El tema es que empieza el duelo con una, pero con la otra no", cuenta Ernesto, quien está viendo a especialistas en salud mental en estos momentos. Ha contado a 24 horas de RNE que, para mitigar ese dolor, se ha puesto a colaborar con asociaciones y organizaciones del pueblo haciendo llamadas y gestionando logística de, por ejemplo, productos de primera necesidad.

La DANA ha afectado a la salud mental de niños y jóvenes. Los psicólogos apuntan a que lo ocurrido ha catapultado la sensación de terror y ha provocado, también, que no sean pocos quienes hayan cogido miedo al sonido de la lluvia. Nuestro compañero, Luis Vallés, ha hablado con Javier Cortés, el responsable de los orientadores del IES Berenguer Dalmau de Catarroja, sobre la ayuda que dan a los jóvenes que todavía no han podido volver a su colegio o instituto y que, en ausencia de la rutina, arrastran un trastorno que les impide vivir con normalidad. Javier ha contado que los orientadores no tienen la posibilidad de tratar directamente, aunque a veces, no les queda otra.

De los 1.500 alumnos y alumnas de este instituto solamente se han podido reubicar a unos 300 en un centro de Picassent, el resto permanecen en sus casas. Denuncian que están solos, que a pesar de los anuncios del Gobierno valenciano, los traslados a otros centros son imposibles y eso hace que muchas niñas, niños y adolescentes estén en sus casas todavía.

Un mes después de la tragedia de la DANA, el lodo sigue estando en las calles, viviendas y, sobre todo, en los garajes. A pesar de que los equipos trabajan cada día, todavía hay mucho por hacer. Hay vecinos que no pueden volver a sus casa y, el que puede, tiene que rearmarla de cero; en muchos casos con donaciones de desconocidos porque, denuncian, que las ayudas tardan en llegar. En este programa especial del informativo 24 horas desde Catarroja, nuestro compañero Guillermo Hernández nos acerca testimonios como el de Yasmina, una vecina de Chiva cuya casa fue destrozada por la DANA. "He preguntado cuándo va a llegar el perito y no me saben decir. Dicen que hay un equipo, no es solo uno para toda la población, pero que no me suelen decir si es una semana, si son dos o son dos meses", cuenta desde las puertas de la Agencia de Empleo y Desarrollo Local de Chiva, donde ha acudido varias veces en el último mes.

Un mes después de la tragedia de la DANA en Valencia, el informativo 24 horas de RNE se traslada al Colegio Jaume I de Catarroja para escuchar a los valencianos y ver cuáles son sus necesidades más inmediatas. "Hemos avanzado, pero seguimos en situación de emergencia. No podemos hablar de reconstrucción cuando todavía tenemos problemas de salud pública, lodos en garajes y sótanos, etc.", ha explicado la alcaldesa de Catarroja, Lorena Silvent. Y añade que se necesita seguir trabajando en el alcantarillado y sobre todo, "necesitamos instrucciones claras para informar y dar instrucciones precisas a la población para poder avanzar y colaborar todos juntos", ha asegurado.

Xavi Leal, director de CEIP JAUME I Catarroja, ha explicado que durante las dos primeras semanas, "el colegio se convirtió en un centro de ayuda humanitaria gracias al esfuerzo y a la ayuda de los propios afectados". Sobre la vuelta al colegio de los alumnos, Leal ha insistido en que "es un espacio relativamente seguro, por tanto, se tiene que abrir con medidas de seguridad. Lo que no podemos permitir es arriesgar la salud de nuestros alumnos."

Casi mil alumnos vuelven este jueves a las aulas de tres colegios de Benetússer un mes después de la DANA, que ya ha dejado en la Comunidad Valenciana 222 fallecidos. El Ayuntamiento del municipio ha elaborado un informe propio de seguridad ante "la inacción de la Conselleria de Educación, que se niega a compartir su informe de seguridad". Además de Benetússer, 303 alumnos han vuelto a las aulas en el CEIP San Carlos Borromeo, en Albal. La situación en Alfafar es contraria: los centros escolares no han podido retomar las clases, y se instalan barracones para acoger los alumnos.

  • Alejandra Herranz y Marta Carazo regresan a Valencia para hablar con los afectados de la catástrofe y evaluar sus consecuencias
  • Silvia Intxaurrondo, de ‘La Hora de La 1’, también viajará para analizar el impacto humano, económico y medioambiental
  • Y en RNE, ‘24 Horas’, con Carlos Núñez, se traslada a la zona para contar la última hora y seguir la situación de centros escolares y presas

El Consejo de Ministros ha aprobado el tercer plan de ayudas por la DANA, que asciende a 2.200 millones, como adelantó este miércoles el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. También se ha aprobado lo que el Gobierno llama "permisos climáticos": licencias retribuidas para trabajadores para evitar desplazamientos innecesarios en caso de catástrofe. Así, los empleados contarán con hasta cuatro días remunerados por la imposibilidad de acudir al centro de trabajo ante una catástrofe, prorrogables hasta que desaparezcan las circunstancias que lo motivaron.