Es ya un lugar común afirmar que el presidente de Estados Unidos debería ser elegido por los ciudadanos del resto del mundo, puesto que, supuestamente, tiene más poder hacia fuera que hacia dentro del país. Sin embargo, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca apunta a un repliegue de la política exterior estadounidense, un giro hacia el aislacionismo que reflejaría los anhelos de sus casi 63 millones de votantes y, en última instancia, el hastío de los estadounidenses por ser la primera potencia mundial.
Así al menos lo han señalado los expertos reunidos este martes en Madrid por el Real Instituto Elcano para un debate que pretendía desentrañar la incertidumbre que rodea el mandato de Trump y sus posibles movimientos en la esfera internacional, que por ahora sugieren una senda unilateral, frente a la multilateralidad que promovía su antecesor, Barack Obama.
"En el Medio Oeste, los estadounidenses están exhaustos de asumir el compromiso de sostener el sistema internacional, sin recibir los beneficios", explicaba Steve Clemons, editor de The Atlantic, revista fundada en 1857 que solo ha respaldado a tres candidatos a la presidencia de Estados Unidos desde entonces: Abraham Lincoln, Lyndon B. Johnson y Hillary Clinton, lo que demuestra hasta qué punto consideran a Trump una amenaza para el país.