La vicepresidenta económica cuenta con el respaldo de la mayoría de los grupos políticos en España, pero deberá trasladarlo al resto de países comunitarios: para ser elegida deberá contar con mayoría simple, es decir, contar con el apoyo de al menos diez ministros de finanzas europeos. Las únicas reticencias proceden de los autodenominados países frugales, como Países Bajos, que temen que Calviño no sea neutral y apueste por aumentar mucho el gasto para favorecer a los países del sur. Por ello podrían apostar por sus rivales: el irlandés Paschal Donohoe y el luxemburgués Pierre Gramegna.
La presidencia del Eurogrupo se ocupa de ordenar las reuniones de los ministros de Finanzas de los 19 países de la zona euro. Es un cargo con poco poder real, pero sí que otorga mucha influencia, visibilidad y capacidad para orientar y priorizar los temas que están sobre la mesa. Más aún ahora que la Unión Europea debe dar forma al fondo de reconstrucción dotado con 750.000 millones de euros para hacer frente a la recesión provocada por el coronavirus. Calviño sería la primera mujer y la primera española en ocupar ese puesto cuyo mandato es de dos años y medio y que no implica dejar el Gobierno. De hecho, es obligatorio seguir siendo ministro para presidir el Eurogrupo. Informa la corresponsal comunitaria de Radio Nacional, María Carou.