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Petro Burkovskiy, director ejecutivo del think tank Fundación Ilko Iniciativas Democráticas, analiza los cambios en el gobierno de Zelensky. Dice que son una fachada, y que el presidente ucraniano se está rodeando de gente leal pero poco profesional. Asegura que la mayoría de los ucranianos no conocen los nombres de los ministros y que los asuntos realmente importantes en los que hay problemas que solucionar, como la educación, la salud o la defensa, no han sufrido ningún cambio. Burkovskyi fue director del Centro Avanzado de Estudios de Rusia en el Instituto Nacional de Estudios Estratégicos.

Semen era diputado en el parlamento de la región de Sumy. En 2014 decidió unirse al ejército, y lleva desde entonces en distintas zonas del frente. Este verano ha estado en Toretsk, donde resultó herido. Nos cuenta cómo ha sido la incursión de Ucrania en Kursk, lo que está suponiendo para su ejército y cuáles son sus expectativas.

'Diario de Ucrania' es un podcast que publicamos todos los miércoles en el que encontrarás el contexto necesario para entender lo que está pasando en la guerra tras la invasión rusa. Escuchamos a analistas, militares, periodistas, trabajadores humanitarios y a los ciudadanos ucranianos y rusos que sufren en primera persona este conflicto.

Entre los acusados de violar a Gisèle Pelicot hay 51 bomberos, policías, enfermeros o periodistas. Perfiles muy variados, muy comunes. Hombres normales.

"Hablamos de un hombre que ofertaba a su mujer en las redes sociales, pero había hombres que accedían. Eso no es enfermedad mental ni una monstruosidad. Forma parte de una cultura que desprecia a las mujeres", explica Ana Bernal Triviño, periodista y profesora de la Universidad Abierta de Cataluña.

También es parte de esa cultura la actitud de los que lo conocían y no lo denunciaron. 

Las expertas tampoco consideran un monstruo a su marido y la fachada de hombre encantador que mostraba al exterior es algo que se repite en otras agresiones.

Gisèle Pelicot ha querido dar la cara, al público y a sus agresores. Una decisión valiente, dicen, pero que no se le puede pedir a otras víctimas.

Las expertas explican que aunque el caso de Gisèle Pelicot es extremo y ha servido para visibilizar, hay otras muchas violencias diarias, comunes e invisibles.

FOTO: Christophe SIMON / AFP

La libre circulación de personas UE es la esencia del acuerdo Schengen, que solo admite controles fronterizos por un tiempo limitado y como último recurso, ante una amenaza grave para la seguridad. La decisión de supervisar todas las fronteras terrestres llega tras varios ataques de motivación islamista cometidos por extranjeros en situación irregular. La presión social y política desborda al canciller Scholz, mientras que los democristianos de la CDU tratan de endurecer las leyes ante la presión de la ultraderecha. En menos de dos semanas hay elecciones en Brandemburgo, y la formación ultranacionalista AfD, que viene de firmar resultados históricos en Turingia y en Sajonia, vuelve a liderar todas las encuestas. 

Dominique Pélicot, el hombre que durante años drogó y permitió que decenas de desconocidos violasen a su mujer Gisèle, declara este martes en Aviñón. La expectación por este caso es muy alta en la ciudad y el tribunal, desbordado, ha tenido que habilitar una sala para periodistas y ciudadanos.

Anna Freixas, doctora en psicología, ha puesto el foco en Las Mañanas de RNE en el hecho de que ningún hombre denunciara antes estas violaciones que se llevaron a cabo durante una década.

"De cada diez personas invitadas a esa orgía, tres decían que no, aunque siete sí. ¿Ninguno de esos siete nunca tuvo la necesidad de denunciar o de pensar que sucedía algo? La masculinidad se tiene que poner en cuestión a partir de este juicio", ha afirmado la escritora.

La ministra de Interior de Alemania ha anunciado la introducción temporal de controles en todas sus fronteras terrestres a partir del próximo 16 de septiembre con el objetivo de "reducir la migración por vía irregular y mejorar la seguridad interior".

Es un paso más en la política migratoria del Gobierno que se ve presionado por el resto de las fuerzas políticas, especialmente por los democristianos de la CDU y los ultraderechistas de Alternativa para Alemania.

Suecia sufre un incremento sin precedentes de violencia protagonizada por sicarios menores de edad. "Usan a niños como ejecutores, algunos tienen 14 años" advierte la comisaria de Policía del país, Carin Gotblad. Los ataques con armas de fuego se han llevado a cabo en escuelas o centros comerciales, con ejecuciones entre bandas que asaltan viviendas y matan por encargo delante de las familias. "Llevamos años viviendo de espaldas al crimen y la marginación", lamenta el ministro de justicia, Gunnar Strommer. "Necesitamos penas más duras y más prevención", y señala, "nuestro modelo a seguir es Dinamarca". Pese a ello, el problema es que la violencia en Suecia se está extendiendo a Dinamarca; con los mismos autores: menores suecos a los que las bandas criminales reclutan a través de redes sociales.