Enlaces accesibilidad
arriba Ir arriba

El mecanismo COVAX pretende llevar 2.000 millones de dosis este año a los países desfavorecidos, aunque al ritmo actual parezca una meta bastante difícil. Hablamos con Miriam Alía, responsable de vacunación de Médicos Sin Fronteras, que advierte que no solo es un problema de derechos humanos o de reparto equitativo, "es un problema claramente de salud pública". "En el momento en el que la epidemia esté descontrolada o siga habiendo un número importante de casos en estos países, que no tienen acceso a las vacunas, el riesgo de que surjan mutaciones o nuevas cepas y escapen del efecto de las vacunas que tenemos ahora es muy elevado", explica Alía. En Sudáfrica, nos cuenta, donde todavía no han podido comenzar a vacunar, recibirá una parte de sus vacunas por el mecanismo COVAX y a través de contratos bilaterales con AstraZeneca, "por los que paga bastante más de lo que paga Europa", puntualiza. El principal obstáculo para hacer llegar las vacunas a estos países es la capacidad de producción: "No se trata tanto de un problema de fondos, porque COVAX ha recibido fondos, sino de capacidad de producción. Tiene el dinero pero no tiene dosis disponibles para comprar. Esto solo se soluciona aumentando la capacidad de producción poniendo a otras empresas a fabricar dosis de vacunas que ya se han demostrado seguras y efectivas". Alía apunta que la forma de solucionarlo sería hacer una suspensión temporal de las patentes, algo que pidenmás de 100 países entre los que se encuentran Sudáfrica e India. La exención temporal de patentes, por la situación de emergencia de salud pública, permitiría fabricar las vacunas de forma genérica para abastecer de vacunas a todos los países de forma mucho más rápida.

La conservación de algunas vacunas contra el coronavirus, como la de AstraZeneca, requieren de temperaturas casi normales. Otras como la de Moderna o la de Pfizer obligan a mantenerlas a -20ºC y -70ºC, respectivamente. Existen contenedores que soportan horas de transporte sin perder aislamiento. Pero en el caso de Pfizer, en el que la temperatura debe bajar a -70ºC, y esto solo se consigue con hielo seco, que es dióxido de carbono congelado; una sustancia catalogada como peligrosa para la seguridad de las aerolíneas, aunque los fuertes protocolos de seguridad establecidos protegen los aviones que transportan esta preciada mercancía. El uso de aviones especializados en transporte de mercancías optimiza la seguridad, con contenedores estancos que minimizan los riesgos en caso de fugas.

Disponer de vacunas en un tiempo tan extraordinariamente corto no ha sido el único logro. Desarrollar untransporte eficaz ha permitido que llegaran a su destino.

La Comisión Europea y la farmaceutica AstraZeneca mantienen un conflicto por el retraso en la entrega de las vacunas contra la COVID-19. Juan Carlos Soriano se ha preguntado por el poder de las farmacéuticas.

Santiago Mas-Coma, presidente de la Federación Mundial de Medicina Tropical y experto de la Organización Mundial de la Salud, ha dicho en Las mañanas de RNE que un confinamiento de tres o cuatro semanas rebajaría la situación y pasaríamos a un escenario en el que los rastreos y los confinamientos selectivos funcionarían. "Si seguimos así, esto se va a prolongar con el riesgo de que la cepa británica se dispare", ha dicho. Apela a la responsabilidad de las administraciones y advierte que reducir los horarios hasta las 22h, las 20h o las 18h son parches. "Sirven de muy poco", asegura.

Ha explicado la situación de los sanitarios, especialmente los de UCI. "Están agotados, con las repercusiones que tiene sobre los enfermos. No pueden ser atendidos suficientemente bien por el desbordamiento que tienen", y añade que hay que tener en cuenta también las repercusiones sobre enfermos de otras patologías a los que se les está retrasando la atención. "La situación es lo suficientemente seria, hay que tomar una decisión drástica."

Sobre la polémica de la Unión Europea con AstraZeneca, cree que viene de un error de cálculo. "Las farmacéuticas han sobreestimado su capacidad de producción. Todos los países acuden a esas empresas para demandar sus dosis. Me da la sensación de que quieren contentar a todo el mundo, a todos los clientes, y mal atienden individualmente a cada uno", concluye.

Irene Bernal, investigadora del equipo de Acceso a Medicamentos de Salud por Derecho, ha dicho en Las mañanas de RNE que hay que levantar la confidencialidad de los contratos firmados con las farmacéuticas, algo que ya defendía desde antes de la pandemia, pero que ahora se hace más necesario tras la polémica con AstraZeneca. "Los contratos traen implícitos tener las vacunas preparadas para la entrega una vez aprobadas", ha dicho.

Y añade que hay que modificar los procedimientos. "El Parlamento Europeo ha sido muy activo,  los parlamentarios han tenido que dejar el móvil y entrar con boli y papel, representa una situación que no debe ser tolerable", opina. Ante esta situación, los países pobres juegan con desventaja. "La mayoría de las vacunas están concentradas en los países ricos, en un 98-99%. Los países de renta baja, cero", concluye.

La vacunación contra la COVID-19 sigue un ritmo desigual en todo el mundo. Israel lidera ahora mismo ese ranking. Con una tasa de casi 50 dosis administradas por cada 100 habitantes, está muy por encima del resto. El Reino Unido está cerca del 11% de su población; mientras que Estados Unidos, un 7%. Muy por detrás, la Unión Europea, se sitúa por encima del 2% de su población que ha recibido al menos la primera dosis. Y el ritmo entre los estados miembro es también muy desigual. La llegada de la vacuna de Oxford/AstraZeneca puede ayudar a acelerar el ritmo de inmunizaciones.