Pudo ser Juana I de Castilla, pero su acceso al trono quedó frustrado por las luchas de poder dentro de la dinastía Trastámara; y pasados cinco siglos se la sigue conociendo como La Beltraneja, víctima de la acusación trazada por los enemigos de su padre, el rey Enrique IV.
Siendo niña, Juana de Castilla cayó dentro de las tramas de poder, luchas sucesorias y banderías que caracterizó la Baja Edad Media castellana. Luchó por su derecho al trono, pero acabó perdiendo. Ganó su tía Isabel, La Católica, quien, junto a su esposo, Fernando de Aragón, protagonizó un sólido reinado alabado por los cronistas. Mientras, para Juana reservaban el sobrenombre de La Beltraneja, como estigma deslegitimador de sus derechos sucesorios bajo la sospecha de la supuesta paternidad del privado del rey, Beltrán de la Cueva.
Atrapada entre las ambiciones de los nobles y la errática actuación de su padre, en sus ocho primeros años, Juana fue proclamada tres veces heredera al trono y dos desposeída de él. Aunque Juana vivió 68 años, su destino quedó sellado cuando tenía 17 al perder la guerra de sucesión contra su tía Isabel.
Vivió sus últimos 50 años como religiosa exiliada en Lisboa, acogida por sus aliados, los reyes portugueses, y siempre vista desde Castilla como una potencial amenaza de agitación o insurrección.
Luis Zaragoza aborda la vida de esta figura maltratada de la Historia con la participación de importantes especialistas en la materia: Óscar Villarroel, autor de Juana la Beltraneja: la construcción de una ilegitimidad; Isabel del Val, especialista en la reina Isabel y autora de Isabel la Católica y su tiempo; José Manuel Nieto, autor de Orígenes de la monarquía hispánica: propaganda y legitimación; y Pilar Carceller, que ha escrito la biografía Beltrán de la Cueva, el último privado. El documental se ambienta, además, con escenas de la serie Isabel de TVE.
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