La explosión esta semana de miles de artefactos en el Líbano, que han matado a 37 personas y dejan más de 3.000 heridos ha dejado atónita a la comunidad internacional.
Se trata de una operación sin precedentes contra los miembros de Hizbulá y sus sistemas de comunicaciones, que se atribuye al Mossad, el servicio secreto israelí en el exterior, aunque Israel no lo ha reivindicado.
Las pistas donde cómo se pudo llevar a cabo la investigación han llevado hasta Hungría, y ya se descarta que haya sido una operación informática compleja que hiciera explotar a los buscas y los walkies-talkies a la vez.
Siguen los trabajos de limpieza al sur de Beirut, donde Israel bombardeó el pasado viernes un edificio. El ataque ha causado 37 muertes y al menos 67 heridos, según datos que ha actualizado el ministerio de Salud Pública libanés, aunque estás cifras pueden variar porque los equipos de rescate siguen trabajando en la zona.
El objetivo de Israel era el de atacar a Hizbulá mientras tenía lugar una reunión entre algunos de sus altos cargos en el sótano del edificio bombardeado. 16 miembros del grupo chií han muerto a causa del ataque.
Es la nueva fase de la guerra anunciada por el Ejército israelí: de Gaza al Líbano como frente principal, donde se ha intensificado el intercambio de fuego en las últimas horas.
Con el lanzamiento por parte de Hizbulá de oleadas de cohetes al norte de Israel, la mayoría interceptados por las defensas antiáreas. Algunos de sus objetivos han sido bases militares israelíes.
Desde ellas, el Ejército hebreo ha bombardeado posiciones de la milicia proiraní en el sur del Líbano, donde están buena parte de sus lanzaderas de cohetes. El objetivo es destruir al máximo sus capacidades ofensivas, pero también eliminar a sus líderes. De ahí este ataque en el sur de Beirut, uno de los bastiones de Hizbulá. El Ejército israelí asegura que ha matado a Ibrahim Aqil, jefe de unidades especiales de la milicia. Un bombardeo que ha sembrado el pánico en la capital libanesa.
"Unos dicen que habrá guerra y otros que no, pero en realidad llevamos mucho tiempo en guerra", asegura Kassem. "No queremos otra guerra", añade Adel, "ya tuvimos bastante miseria con la guerra civil y las otras con Israel". Porque esta escalada llega cuando el Líbano atraviesa la peor crisis económica en décadas. Un país en caída libre que vuelve a asomarse al abismo.
Estamos ante los ataques más intensos en casi un año. El Gobierno israelí asegura que su objetivo final es recuperar la normalidad en su frontera norte para que vuelvan los 60.000 israelíes evacuados cuando empezaron las hostilidades. Hizbulá le recuerda que solo parará los ataques si pone fin a la guerra en Gaza.
El Codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), Jesús Núñez, ha sido entrevistado en La Noche 24 Horas, donde ha destacado que "la guerra (entre Hizbulá e Israel) lleva declarada desde hace mucho tiempo", aunque no formalmente, sí sobre el terreno.
Núñez cree que el Estado hebreo pretende "limpiar la zona sur del Líbano" tras "inventarse" un nuevo objetivo en la guerra declarada con Hamás desde el 7 de octubre: devolver a 60.000 israelíes a sus casas en el norte del país.
El codirector del IECAH reprocha que, para ello, Israel realizará una operación militar "desconsiderando un Estado soberano" y alerta que" Hizbulá podría lanzar miles del cohete al día", en lo que sería "un combate más crudo y peliagudo que el que estamos viendo en Gaza".
Aviones de combate israelíes han roto la barrera del sonido sobre Beirut este jueves y no es la primera vez que lo hacen, pero en esta ocasión los estruendos llegan en plena escalada y justo cuando el líder de Hizbulá se dirigía a los libaneses por televisión.
"El enemigo ha traspasado todos los límites, las líneas rojas", ha asegurado Hasán Nasrala, refiriéndose a los ataques masivos del martes y el miércoles, atribuidos a Israel.
Una declaración de guerra para el jefe de la milicia libanesa que reconoce el golpe y promete vengarlo. Es lo que piden sus seguidores mientras entierran a milicianos, pero también a civiles, incluidos niños, por unos ataques indiscriminados. Por ahora sigue siendo un misterio cómo cientos de buscas primero, y walkie-talkies más tarde, explotaron simultáneamente y sobre todo quién puso las cargas explosivas en cada uno de ellos. Las empresas fabricantes, en Japón y Taiwán, investigan los hechos, pero niegan cualquier responsabilidad y apuntan a otras empresas intermediarias -en Hungría y Bulgaria-, donde por ahora no dan explicaciones. Podrían ser tapaderas del Mossad, los poderosos servicios secretos israelíes en el exterior.
El ministro de Defensa israelí no se refiere a los ataques, pero asegura que han entrado en una nueva fase de la guerra. Gaza, pese a que no han conseguido los objetivos que se propusieron, pasa a un segundo plano. Ahora gana protagonismo el frente norte. De ahí el envío de más tropas a la frontera con el Líbano, donde el Ejército israelí y Hizbulá llevan casi un año bordeando una guerra directa que parece cada vez más inevitable.
Las explosiones de los dispositivos electrónicos en Líbano prometen un escenario muy complicado para Hizbulá. Una intervención en la cadena de suministro ha comprometido la seguridad de las comunicaciones de la organización. La consultora experta en ciberseguridad Selva Orejón repasa las principales claves de esta maniobra.
Una segunda oleada de explosiones, este miércoles en walkie-talkies usados por el grupo chií libanés Hizbulá, ha ocurrido en varios puntos del Líbano. Las detonaciones se han producido en concreto en los suburbios del sur de Beirut, así como en el sur y el este del Líbano.
La explosión de miles de dispositivos de comunicación de Hizbulá es una maniobra de guerra híbrida, que sorprende a expertos como el especialista en ciberseguridad Antonio Fernández. Los buscapersonas y walkie talkies son, en principio, una tecnología más segura que los móviles, pero el supuesto ataque a la cadena de suministro ha desencadenado decenas de muertes. Todo ello apunta a una escalada de tensión en el conflicto.
Hasta 14 muertos y más de 450 heridos en la segunda oleada de explosiones en Líbano. Pese a que han detonado menos dispositivos que en la jornada anterior, las víctimas han sido mayores ante la mayor carga explosiva que contenían dichos aparatos. El modus operandi parece haber sido el mismo que los del martes con los aparatos buscapersonas. Hizbulá ha culpado a Israel y anuncia un castigo, mientras el país mantiene silencio sobre la autoría, pese a que Tel Aviv ha señalado que, con Gaza controlada, el interés del ejército israelí se centra en el grupo chií.
Una nueva oleada de explosiones, esta vez en walkie-talkies usados por el grupo chií libanés Hizbulá, ha ocurrido en varios puntos del Líbano. Las detonaciones se han producido en concreto en los suburbios del sur de Beirut, así como en el sur y el este del Líbano, según han indicado a la agencia AFP fuentes cercanas al partido. Apenas 24 horas antes, miles de aparatos buscapersonas estallaron de forma similar dejando doce muertos y cerca de 3.000 heridos. Se especula que los dispositivos fueron manipulados para ser posteriormente detonados.