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Estados Unidos recuerda a los más de 1.800 muertos que dejó el devastador Katrina, a una semana del décimo aniversario del que fue el desastre natural más costoso de su historia y el peor huracán en casi un siglo.

Hace un año Yolanda mató a 6.300 personas y se llevó consigo a otras mil, además de los hogares y propiedades de más de 16 millones de filipinos. El súper tifón Hayian, de categoría 5 y considerado uno de los más potentes de la historia, tocó tierra con vientos de hasta 360 kilómetros por hora y provocó una crecida del nivel del mar de más de tres metros, afectó a la población de más de 171 ciudades y municipalidades en 44 provincias de nueve regiones, devastó la región de Visayas, en el centro del país, donde siguen los trabajos de reconstrucción, un proceso que puede llevar entre seis y ocho años. Un año después del paso del tifón, muchas de las zonas que fueron arrasadas siguen lejos de recuperar la normalidad.

La rápida actuación de algunas ONG consiguió que no se produjera ninguna epidemia donde las infraestructuras habían quedado reducidas prácticamente a cero. Organizaciones y organismos internacionales han desempeñado un papel crucial en reconstruir muchas de ellas y de educar a la población para evitar que se produzcan brotes de dengue, cólera u otras enfermedades. Informe Semanal ha estado en el escenario de la tragedia asistiendo a las labores de la reconstrucción que llevan a cabo la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo y ONG como la Cruz Roja o Acción contra el Hambre, entre otras, y ha escuchado de las víctimas supervivientes, su difícil lucha contra la destrucción.

Después del huracán Odile, vuelven a estar en alerta por otro huracán, que avanza con vientos de hasta 140 kilómetros por hora. El huracán Polo, de categoría I en la escala Saffir Simpson, avanza paralelo y mantiene la alerta en las costas de los estados del sur del Pacífico mexicano debido a lluvias intensas en esa zona, informó hoy el Servicio Meteorológico Nacional

Centenares de heridos, miles de evacuados y unos 240.000 hogares sin luz. Es la huella que deja Odile en la península mexicana de Baja California  a donde ha llegado en forma de tormenta tropical. Sus vientos todavía muy intensos  han dañado edificios y han arrancado árboles y postes eléctricos. El Gobierno ha declarado en la zona el estado de emergencia.