
- "Soy la primera ministra de Europa que salió con la bandera arcoíris", ha señalado la presidenta del Consejo de Estado
- La que fuera exvicepresidenta y ministra de Igualdad con Sánchez denuncia que el feminismo está siendo combatido
La batalla por la igualdad también se juega en las redes sociales, donde proliferan discursos contra el feminismo. Marina Rivers es influencer y recuerda que en clase dio una opinión sobre un tema que no tenía nada que ver. "Un chico me dijo que me callara, que era una mujer y que me fuera a fregar", recuerda. Ahora, se sienta a hablar en Playz para llegar a los más jóvenes junto a otras creadoras de contenido que han denunciado violencias y han recibido mensajes de odio a cambio.
"Ahora en TikTok es muy viral la frase de cuatro letras", expone Marina y explica que es "una forma de decir prostituta a cualquier mujer como una cosa divertida". En la red social X, la mitad de los mensajes sobre el feminismo son negativos, según el estudio de la consultora Llorente y Cuenca.
Las cifras confirman que en España hay techo de cristal: las mujeres en cargos de directoras generales en nuestro país no llegan al 3%, y solo cuatro de cada diez miembros del consejo de administración son mujeres. Las mujeres cobran menos nocturnidad y extras por atender familiares y, aunque las juezas ya son mayoría, muy pocas presiden el Tribunal de Justicia de su comunidad. Ainhoa Caballero, periodista de RNE, habla con tres mujeres en el ámbito científico de tres generaciones diferentes: Rosa Menéndez, la primera mujer presidenta del CSIC desde 2017 a 2022, Ana María Vicedo, investigadora de la Universidad de Berna y epidemióloga ambiental, y Marina Simón, estudiante del Grado de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad Politécnica de Valencia.
Menéndez, a un año de jubilarse, admite que le supuso "un esfuerzo superior a muchos de ellos", en relación con temas como la conciliación familiar, y lo achaca en parte a "la educación que hemos recibido, que quieres estar presente en todos los sitios y te cuesta delegar a nivel personal, familiar...". Vicedo, por su parte, ve la situación más complicada cuando se ha encontrado en la posición de liderar un equipo: "Estás pendiente de promociones internas para coger posiciones estables y a la vez estás en un periodo de criar hijos". Simón, aunque ve poca presencia de mujeres en Aeroespacial, tiene esperanza: "Confío en que poco a poco se pueda desarrollar una ciencia sin limitaciones y que en vez de centrarnos en el género, simplemente [nos centremos] en las capacidades de cada uno y que el mejor llegue a la posición de liderazgo", dice.
La adhesión de los jóvenes al feminismo se reduce, según apuntan diversos sondeos. Los expertos señalan que las redes sociales influyen en este fenómeno, que se ve alimentado por la necesidad de encontrar culpables de los problemas sociales a los que se enfrentan. Al mismo tiempo, las mujeres apoyan con más fuerza los valores feministas. Los expertos recomiendan no caer en simplificaciones que transmitan una imagen homogénea de todos los jóvenes.
La manosfera es un fenómeno en línea que promueve una narrativa antifeminista, buscando influir en el discurso social mediante plataformas digitales. A través de foros, redes sociales y blogs, los participantes de la manosfera difunden ideas que cuestionan y rechazan el feminismo, a menudo presentándolo como una amenaza para los derechos de los hombres. Este movimiento se caracteriza por la creación de un espacio virtual en el que se validan visiones misóginas, se refuerzan estereotipos de género y se fomenta la división entre hombres y mujeres. Al aprovechar la rapidez y el alcance de Internet, la manosfera busca normalizar sus creencias y que estas lleguen a un público más amplio, particularmente entre jóvenes que buscan respuestas a las dificultades que perciben en sus vidas emocionales, sociales o económicas.
Marisol Casado sigue siendo prácticamente la excepción a la regla en el masculinizado mundo de las instituciones deportivas. En plena transición en la dirección de la federación internacional de triatlón --uno de los tres únicos deportes olímpicos que hasta ahora tenían a una mujer en la presidencia--, la gestora española repasa en una entrevista con RTVE su trayectoria y los avances y desafíos en materia de igualdad.
Las comunidades antifeministas han logrado asentarse en un sinfín de plataformas digitales y desde ahí se erigen como un espacio que permite la "restauración de la masculinidad". La receta es sencilla: convertirse en hombres fuertes, líderes, que no pueden mostrar debilidad frente a una visión de la feminidad débil, sumisa y pura. La manosfera explica cómo debe comportarse 'un hombre' y qué hacer según el contexto. Se presenta un ideal de relación en la cual la autoridad dentro de la pareja va a ser siempre el hombre, perpetuando así los estereotipos de género.
Fede Cardelús entrevista a Sara Giménez, directora de la Fundación Secretariado Gitano, sobre los desafíos educativos a los que se enfrentan los menores gitanos.
La manosfera actúa de forma organizada, colectiva y a golpe de clic, reaccionando contra los avances en igualdad de género. A todos sus integrantes les une su profundo antifeminismo y una sensación común de ser víctimas de las mujeres en un nuevo mundo que "sólo las beneficia a ellas". Nada de esto es nuevo.
En España, hasta hace medio siglo, derechos tan básicos como adquirir bienes, disponer del patrimonio propio, sacarse el carnet de conducir o poner una denuncia estaban limitados para las mujeres, que necesitaban la autorización de sus maridos —o de sus padres, si eran solteras— para poder llevarlas a cabo. La causa era la llamada licencia marital, que estuvo vigente en nuestro país durante casi un siglo y de cuya derogación se cumplen 50 años en este 2025.