Nueva jornada de protestas contra el Gobierno en Irak, en las que las fuerzas de seguridad también han vuelto a dispersar a tiros a los manifestantes. Han muerto al menos 4 personas. Las manifestaciones que comenzaron el mes pasado ya han dejado 250 muertos y miles de heridos en todo el país.
Los manifestantes exigen la renuncia del ejecutivo de Abdul Mahdi, que apenas lleva un año en el poder, al que acusan de haber llevado al país a la ruina. Los manifestantes no se creen sus promesas de reformas; tampoco que esté dispuesto a dimitir.
El principal puerto del país, en Basora, una infraestructura crítica para la economía iraquí, ha reabierto unas horas después de una semana de bloqueos, afectando a las exportaciones de petróleo.
Tanto la ONU como la comisión de Derechos Humanos iraquí denuncian el uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes que por ahora mantienen el pulso contra su gobierno, el sectarismo y la corrupción.