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El Gobierno italiano reconoce ya daño ambiental tras el naufragio del crucero, aunque matiza que está "muy contenido". Este miércoles el rescate ha estado todo el día interrumpido porque el mal tiempo había movido el casco de la nave. Por otra parte, el capitán del barco ha declarado: "Me caí en un salvavidas". Mientras, el héroe del momento es el comandante Gregorio De Falco.

Esta mañana se ha interrumpido, de nuevo, la búsqueda de los desaparecidos. El casco del buque se ha movido por el mal tiempo y eso ha obligado a evacuar rápidamente a los equipos de salvamento.

El capitán del 'Costa Concordia' aseguró ante la jueza que no tuvo intención de abandonar el barco y que se cayó por accidente a un bote salvavidas. Sin embargo, en el auto que dicta su arresto domiciliario, la magistrada de Sorreto sostiene que hay indicios de "grave culpabilidad, imprudencia y negligencia" en la conducta de Francesco Schettino. En su auto, la juez de primera instancia añade que aunque fuese cierto todo lo que él ha contado, nunca tuvo la intención de volver a las cercanías del buque.

Hace una hora, la jueza que instruye el caso ha ordenado arrestro domiciliario para el capitán del crucero. Ha tomado la decisión tras un interrogatorio en el que el capitán ha justificado su actuación.

A medida que la investigación avanza, afloran elementos que hacen profundizan las sospechas sobre las graves responsabilidades del capitán Francesco Schettino. Hoy han salido a la luz las grabaciones de las llamadas que le hicieron durante el naufragio desde el puesto de mando en tierra.

Los equipos de salvamento han encontrado otros 5 cadáveres. Por tanto los fallecidos son 11, y sigue habiendo 24 desaparecidos. El crucero Costa Concordia amenaza con hundirse a unos 150 metros de la costa. Por eso los equipos de rescate trabajan contrarreloj.

El desconcierto tras el accidente se plasma en la conversación, cuyo sonido original se ha hecho público, entre capitanía marítima de de Livorno y el comandante de la nave, Francesco Schettino. Empieza con un requerimiento de identificación y la primera petición de que regrese a bordo. Ante la falta de respuesta y las evasivas de Schettino, el responsable de la Guardia Costera le grita: "Ahora mando yo, ¡vuelva a bordo!".