Los 120.000 habitantes de Bérgamo, epicentro de la epidemia en Italia, se dividen entre los que han perdido a algún miembro de su familia y los que quieren volver a la normalidad lo antes posible.
Allí solo uno de cada dos restaurantes o tiendas están abiertos, la mascarilla es obligatoria y se toma la temperatura cada vez que se entra en un lugar cerrado. Muchos tienen todavía muy presente la imagen de la caravana de camiones militares cargando féretros porque la cámara mortuoria y la iglesia estaban llenas. En la provincia la pandemia deja 6.000 muertos, llevándose a una generación entera de mayores.
Nuestra enviada especial, Sagrario Ruiz de Apodaca, recorre sus calles.