Fuegos artificiales en Tobruk y vítores en Bengasi, el corazon de la Cirenaica, la región libia de donde partió la rebelión contra el régimen del coronel Gadafi. En los dos lugares, los opositores han celebrado la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Esta llega cuando las tropas del régimen, tras controlar la mayoría de las localidades en rebelión, se dirigían hacia Bengasi.
Antes de la resolución del Consejo, Gadafi había asegurado que detendría el avance de las tropas el domingo para dar una oportunidad a la rendición de los rebeldes.
En Trípoli, la capital del país, ha habido silencio en las calles tras la resolución de la ONU. La reacción ha llegado desde el ministerio de Asuntos Exteriores. Aseguran que están de acuerdo en un alto el fuego y en negociar con los rebeldes. Lo que ocurre, afirman, es que no tienen un interlocutor. "La tarea ahora para la comunidad internacional es asegurarse de que los separatistas y los rebeldes no reciben apoyo alguno en armas. Si algunos países las envían nos estarían invitando alos libios a matarnos unos a otros", ha dicho Khalid Kaim, portavoz del Ministerio, que no ha aclarado si continuarán el avance hasta Bengasi.