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Un informe sobre abusos sexuales a menores ha sacudido a la iglesia protestante en Alemania. Calcula que podría haber hasta 10.000 víctimas y esa investigación podría servir para reclamar indemnizaciones más justas en los tribunales.

La iglesia protestante en Alemania solo reconocía 900 casos. Ahora sabemos que, acreditados, hay más del doble: 2.225 menores sufrieron abusos sexuales, según un estudio independiente encargado por la propia iglesia.

Las cifras dan la medida pero son demasiado frías para hablar del infierno personal de todos esos niños y niñas. Detlev Zander pasó la infancia en una casa de acogida protestante en Stuttgart. Hasta los 14, tres personas distintas abusaron sexualmente de él. No fue capaz de decirlo en alto hasta los 50.

La iglesia que debía protegerles miró para otro lado, según la investigación. La pregunta ahora es si el horror ha cesado.

La responsable de la iglesia protestante en Alemania ha pedido disculpas "de corazón", ha dicho. Las víctimas, sin embargo, cifran la redención en 300.000 euros. Ahora solo reciben unos 13.000 y solo si consiguen probar sus abusos.

FOTO: AP Photo/Jens Meyer

 Salis, de 39 años y de la ciudad italiana de Monza (norte), lleva un año en prisión preventiva en una penitenciaría de alta seguridad de Hungría acusada de haber agredido junto a otras personas a varios neonazis durante unas manifestaciones en febrero de 2023. Italia ha convocado al embajador de Hungría en el país para pedirle explicaciones sobre las condiciones en las que se encuentra la italiana Ilaria Salis, juzgada en Budapest y que este lunes fue llevada al tribunal encadenada de pies y manos. 

En el hospital Ibn Sina, de Yenín, en el norte de Cisjordania, un centro médico de reciente creación, aún no se explican lo ocurrido el martes. Fuerzas israelíes encubiertas irrumpieron en el interior haciéndose pasar por médicos y mujeres árabes y mataron a tres presuntos milicianos de Hamás. Un equipo del Telediario ha visitado el edificio.

Foto: Ministerio de Salud palestino via AP

La pobreza, la desigualdad social y la violencia relacionada con el crimen organizado y el narcotráfico son algunos de los principales problemas que existen en varios países de América Latina. Una realidad que influye en muchos aspectos, también en los carnavales, cuando parece que los problemas del país desparecen al menos por una semana. Nos acercan a estas celebraciones y la realidad del país Danilo Acosta, autor de la exposición rostros de Carnaval, sobre el de Barranquilla (Colombia) y André Luis Junior, enredista de escuelas de samba en Rio de Janeiro (Brasil)

Los agricultores franceses continúan con sus protestas. Mientras, el Gobierno francés ha señalado que va a controlar que los grupos de distribución respetan la legislación que garantiza a los agricultores un precio que cubra los costos —también cuando utilizan sus centrales de compra en otros países europeos como España, acusadas de servir para puentear las reglas en Francia—.

Las tres grandes asociaciones de agricultores del país, ASAJA, COAG y UPA, han convocado movilizaciones para los próximos días. Miguel Padilla, secretario general de COAG, explica en Las Mañanas de RNE que lo que proponen es seguir una hoja de ruta a nivel europeo, a nivel estatal y a nivel de las comunidades autónomas: “Cada uno tiene una responsabilidad que debe trabajarse en ese sentido”.

Padilla cuenta que los problemas por los que se están manifestando los agricultores franceses son idénticos en cualquier país de la UE, como puede ser la burocracia, la aplicación de la PAC, la situación del pacto verde o la desregulación del mercado. Padilla también señala la desigualdad de condiciones con la producción agraria y ganadera de países terceros: “Estamos hablando de una competencia desleal y una política que consideramos de bastante hipocresía. No se puede exigir a todos los agricultores y ganaderos de la UE una serie de requisitos que están asfixiando la actividad y, por otro lado, dejar entrar de terceros países que no cumplen estos requisitos y que no podamos competir con ellos”, argumenta.

Padilla sentencia que las condiciones de los agricultores franceses son las mismas que las de los agricultores españoles porque las políticas son comunes, y han de cumplir los mismos requisitos.