Las autoridades europeas habían avisado a las italianas de que el barco corría peligro, pero los únicos en reaccionar fueron los vecinos del pueblo más cercano. Ahora, un año después del naufragio de Calabria, familiares y víctimas anuncian que se querellarán contra el estado italiano por omisión de auxilio. Entre las 94 personas que perdieron la vida, había 34 niños, entre ellos un bebé de ocho meses.
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