En las últimas horas de angustia antes del naufragio en Grecia, alguien cogió el teléfono y llamó a la activista Nawal Soufi desde el barco. Su número suele estar entre los contactos de migrantes sirios que se atreven a iniciar esta travesía. En la conversación, le explicó que, aunque querían llegar a Italia, temían por su vida y pedían socorro desesperadamente. Aceptarían cualquier ayuda, excepto la de la guardia costera libia, que les devolvería a África.
Foto: EFE/EPA/Angelos Tzortzinis