Las grandes potencias internacionales y los países árabes han presionado nuevamente a Rusia en la ONU para que dé luz verde a la resolución presentada la semana pasada por Marruecos -inspirada en la propuesta de la Liga Árabe- con el apoyo de Europa y Estados Unidos y que según fuentes dipomáticas citadas por Efe cuenta con mayoría, es decir, más de nueve votos en el Consejo de seguridad de la ONU.
Un texto que rompe el silencio ante la violencia en Siria y pide la salida del presidente Bachar al Asad, a la que se opone Moscú, con capacidad de veto en este Consejo.
A pesar de que Rusia sigue rechazando la apuesta árabe y occidental, al asegurar que "el Consejo de Seguridad no puede imponer los parámetros de un acuerdo político interno, porque no tiene ese mandato¿, su embajador en la ONU ha reconocido que ¿el consenso sobre Siria es posible y necesario¿ agregando que el texto marroquí incluye algunos puntos acordes con su propuesta del pasado diciembre. No obstante, Moscú quiere una cláusula que expresamente descarte cualquier posibilidad de intervención externa, según ha reiterado el enviado ruso ante la UE, Vladimir Chizhov.