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Unos se marchan tras recibir su protección temporal. Se expiden unas 300 cada día. Otros son acogidos provisionalmente, en alguna de sus cerca de 500 habitaciones, hasta que, tras una entrevista personal que evalúa sus necesidades, se les asigna un alojamiento en algún punto de España. Es el día a día, desde su apertura hace apenas medio mes, del Centro de Acogida de Refugiados de Pozuelo, en Madrid. Desde allí, Noemí Martínez habla en directo con Yanina, que ha llegado de Ucrania con su marido y sus seis hijos, y con Marian Martínez, coordinadora del programa de protección internacional del Ministerio de Inclusión.

María Tejada, de ACCEM y Margarita de la Rasilla, de ACNUR, organizan la acogida de los ciudadanos ucranianos que están llegando al centro de Pozuelo, en Madrid. Las dos coinciden en que está siendo un trabajo intenso, agotador tanto física como emocionalmente, pero ágil, porque todos los actores implicados están respondiendo muy bien. “Son familias separadas”, dicen, al explicar que llegan mujeres y niños que se han visto obligados a dejar a la mitad de la familia en el territorio de la guerra: “Necesitan que les escuchen (…) Ves el sufrimiento y en sus ojos”. Con respecto al cambio con respecto a la llegada de refugiados de otros conflictos, las dos coinciden en que se pondrá aprender mucho de la experiencia actual: “En menos de 24 horas la gente tiene concedido el permiso temporal. Es una oportunidad para aprender buenas prácticas en otros aspectos en los que hay muchos problemas. Mejor no olvidarnos de que a España llegan muchos refugiados”.

Ana y Elias viven desde hace unos días en Madrid con Lili y su madre Hanna, dos mujeres que salieron huyendo de Járkov hace casi un mes. Las han acogido en su casa y dicen estar encantados: “Son de la familia”. Lili estaba de vacaciones en Ucrania, en su país, cuando estalló la guerra. Consiguió sacar a su madre, recién operada. “Ella no quería venir, prefería morir en su país que salir de él”, nos cuenta Elias, que ahora intenta ayudar a Lili a hacer todos los trámites para que residan con todos los papeles en regla en España. “Cuando las acogimos, su madre estaba sobre unos palés, porque no puede moverse”, relata Ana. Su acogida se ha puesto en marcha de una forma rápida a través de una ONG. Ana y Elias dicen que sus hijos ya viven por su cuenta y que esta ha sido la mejor decisión para ayudar a quienes han tenido que dejar su hogar por culpa de la guerra. Ha estado con ellos Minerva Oso.

Conocemos los pasos que deben seguir los refugiados ucranianos para recibir un alojamiento temporal en España. Nos encontramos con Las Mañanas de RNE en el centro de Pozuelo, dondeFernando Alonso, comisario de la Unidad Central de Fronteras, nos detalla el procedimiento a seguir. Tras la identificación previamente realizada por ACCEM, la Policía científica procede a realizar una toma de huellas y a comprobar los datos y la fotografía en las bases policiales. Esta información se traslada a la Policía nacional de Extranjería y Fronteras, quienes aceptan el trámite y graban la residencia temporal que se les asignará, una vez procesada, de formainmediata a través de la Oficina de Asilo. Allí, finalmente, las familias reciben en cuestión de 10 o 15 minutos el papel con el que accederán a su nueva casa y con el que podrán realizar en adelante los procesos de escolarización de los más pequeños.

Informa Noemí Martínez.

Hoy se cumple un mes desde que comenzó la guerra en Ucrania y en este tiempo han sido ya más de 3 millones y medio de personas las que han tenido que abandonar el país. En Las Mañanas de RNE nos acercamos al centro de refugiados de Pozuelo de Alarcón para conocer a las familias que han tenido que desplazarse huyendo el horror. Muchas de ellas se encuentran todavía a la espera de realizar la entrevista que les indicará dónde podrán ser alojadas y de la que esperan poder encontrar un lugar donde los niños puedan estar en unas "condiciones decentes".

Svetlana y Yaroslav llegaron por separado a España, ella con su hija y él con su hijo. Ahora, en este centro de refugiados, se han unido frente a la incertidumbre. “Los ucranianos que podemos trabajar esperamosencontrar un trabajo para poder ganar nuestro pan”, indica Yaroslav, y es que, después de encontrar un techo, esta es la preocupación más generalizada.

Informa Noemí Martínez.

Miriam Benterrak es directora general de Programas de Protección y Atención Humanitaria. Nos cuenta en el Centro de Refugiados de Pozuelo que ahora mismo hay allí 340 personas, un 35% de ellas son niños. La mayoría son núcleos familiares. Los hombres no han podido salir de Ucrania y esto cambia las circunstancias habituales de los refugiados de otros conflictos: “Es importante pensar que eso es una dificultad añadida. Son núcleos familiares donde hay que poner la mirada en que son personas solas con niños a cargo. Hay que pensar muy bien en la escolarización y en el apoyo para su incorporación a la sociedad. Hay que pensar en su conciliación”. Añade Benterrak que el sistema de acogida necesita refuerzos para cubrir todos esos huecos. También habla del cansancio con el que llegan las refugiadas: “Cada vez nos encontramos con personas más cansadas, que han pasado por un proceso más complicado”. La gran mayoría quiere volver a su país y muchos cuentan con redes de apoyo en España y saben dónde quieren dirigirse cuando dejen este centro de acogida.

En la frontera entre Rumania y Moldavia, a solo unos kilómetros de Ucrania, ya no se observan las colas de hace un mes, cuando miles de personas huían de las primeras horas de guerra. Ahora encontramos a mujeres que vuelven por unas horas a sus ciudades en Ucrania, para recoger enseres de su casa o visitar a sus maridos. Son las historias de Tatiana o de Nasha, que han estado con nuestros enviados especiales a la zona, Laura Alonso y Sergio Jiménez.

Un mes de guerra y en Las Mañanas de RNE nos detenemos en lo primero que arrasa una guerra: las vidas. Muchas víctimas de esta invasión han tenido que abandonar su país, más de 3 millones. En el centro de Refugiados de Pozuelo hablamos con Natasha, ella cuenta a los micrófonos de RNE que ya estaba en España, pero cuando empezó la guerra tuvo que regresar para traer aquí a sus hijos y a sus nietos porque estaba muy preocupada. Está muy agradecida a España y le gustaría hacer aquí su vida, además explica que a su nieto le están ayudando mucho y ya lleva dos días en el colegio.

También, conocemos la historia de Alejandra. Ella al igual que Natasha ya se encontraba en España, lleva viviendo aquí tres años y tuvo que volver para traer a su hijo. Nos cuenta su experiencia en la frontera, los días que tuvo que esperar hasta poder volver. De momento explica que su intención no es quedarse aquí: “Es complicado, mi hijo tiene 16 años y quiere seguir yendo a su colegio en Ucrania.” Además, nos cuenta que tiene familia que todavía sigue en el país ucraniano: “Mi hija de 21 años se ha quedado ayudando a mis padres porque están muy mayores. Es muy duro ver esto desde lejos.”

Ya sonmás de 3 millones y medio los refugiados que han logrado salir de Ucrania y aunque la mayoría lo hacen cruzando la frontera con Polonia, otros optan por llegar en ferry hastaRumanía. Un trayecto de apenas unos minutos que, como explican algunos de los ocupantes, están usando en su gran mayoría en destino contrario. Algunos acceden a Ucraniapor unas horas para visitar o recoger a familiares, mientras que otros se acercan a por ropa u objetos personales. Además de ellos, apenas un grupo de voluntarios y algunas furgonetas con ayuda humanitaria se dirigen al país asediado.

Enviados especiales Laura Alonso y Sergio Jiménez.

  • La Asociación Española de Emprendimiento Rural y Sostenible (AEERS) ha lanzado la idea en la red social LinkedIn
  • Esta operación solidaria ha traído hasta España a 38 mujeres y niños que se han instalado en Bilbao, Gijón y Somiedo
  • El programa Emprende se emite los miércoles a las 01:30 horas en RTVE Play y en el Canal 24h
  • Guerra Rusia-Ucrania, sigue la última hora en directo

Con una cinta en la muñeca, los refugiados provenientes de Ucrania registran su entrada en el nuevo centro de acogida que el gobierno húngaro ha abierto en Budapest. Reciben comida caliente y se sientan en silencio a la mesa. "Ahora nos sentimos a salvo", dice Lilia, que ha huido de su país junto con otras seis mujeres de su familia. Hungría, con Viktor Orbán al frente, ha abierto las puertas de par en par a los ucranianos, pero en la crisis de refugiados sirios de 2015 las cerró por completo. "Cada país tiene derecho a decidir qué hacer", ha dicho Orban.

FOTO: ATTILA KISBENEDEK / AFP

Desde que comenzó la guerra en Ucrania hemos visto un increíble movimiento internacional de ayuda, de solidaridad, con ese país azotado por el conflitco y con los miles y miles de personas que se han tenido que refugiar en otros puntos de Europa. Desde el Centro Europeo de Emergencias, la Comisión Europea coordina las necesidades de Ucrania con lo que pueden ofrecer los países europeos. Nuestra corresponsal en Bruselas, María Carou, ha visitado ese centro.