A las 18 fiestas que se celebraron en Downing Street durante la pandemia, hay que sumar ahora varias reuniones más. Visitas de amigos y familiares no solo a la residencia oficial de Boris Johnson, sino también a la casa de campo de Chequers, a disposición de todos los jefes del Gobierno británico.
La Policía investiga estos encuentros, después de que los propios abogados de Johnson informase de ellos durante la preparación de su defensa ante el comité parlamentario que decidirá si mintió o no a la Cámara cuando afirmaba que en Downing Street no se habían celebrado fiestas.
Johnson podría incluso perder su escaño en el Parlamento, pero no es el único ex primer ministro en apuros. A Liz Truss también le persigue su particular 'partygate': una factura de más de 13.000 euros que la oficina del gabinete actual le exige por el uso de su residencia oficial cuando era ministra de Exteriores.
En concreto, por las fiestas que celebró en ella para promocionar su candidatura a líder del Partido Conservador, y tras las cuales desaparecieron también los albornoces y las pantuflas.
FOTO: AP Photo/Alberto Pezzali