Alex Sapoval se encuentra en Irpín. Es uno de los ucranianos que resiste a la invasión de las fuerzas rusas. Alex se refugia en un sótano con 9 personas, entre ellos 4 niños. Nos cuenta para el informativo 24 horas que “la situación es muy peligrosa” y que “la comunicación es muy limitada, internet se corta y la señal es muy baja”. Él es contable y, aunque, intenta trabajar le resulta imposible con la situación que está viviendo.
Lo que era antes un centro comercial en Korczowa, Polonia, se ha convertido en un gran refugio improvisado para los centenares de personas que llegan cada día a la frontera entre Ucrania y Polonia. Dentro del recinto, transformado en pocos días por los voluntarios polacos, conviven las tiendas de ropa con las camas plegables en las que descansan las familias tras viajes de varios días para huir de la guerra. Cada cinco minutos llega un autobús cargado con más refugiados, que rápidamente se distribuyen en otros autobuses o en coches particulares de los voluntarios para llegar al resto de Polonia y de Europa. Nos lo cuenta, desde la frontera polaca, Álvaro Caballero, enviado especial de RTVE.es
Rusia ha bombardeado este martes la torre de televisión de Kiev en una ofensiva durante la invasión en Ucrania. En el ataque han muerto cinco personas, según las autoridades ucranianas. Es el primero de los bombardeos a la capital después de que el Kremlin avisara de que atacaría edificios oficiales, infraestructuras de los servicios de seguridad y centros de telecomunicaciones. Por ello, ha llamado a los civiles a evacuar sus viviendas si se encuentran en zonas estratégicas.
En el elegante vestíbulo decimonónico de la estación de Przemysl, muy cerca de la frontera entre Polonia y Ucrania, no cabe un alma. Desde el pasado jueves, cuando comenzó la invasión rusa, se ha convertido en la zona cero de la crisis de refugiados. Aquí llegan cada día decenas de trenes con miles de personas, los pocos que han conseguido subir a bordo en unos vagones atestados, la principal vía de escape de la guerra. "Desde Leópolis hasta aquí tardamos 30 horas y tuve que ir de pie todo el rato. Era como el metro a hora punta pero durante 30 horas", cuenta a RTVE.es Alina, una treintañera ucraniana que ahora espera agotada a otro tren para ir a Varsovia. Leópolis, la última gran ciudad ucraniana antes de llegar a Polonia, está a menos de 100 kilómetros de la frontera y un tren en condiciones normales tardaría menos de tres horas. Cada vez que llega un tren las autoridades fronterizas polacas tienen que controlar los documentos de los refugiados. Esto, sumado al complicado tránsito desde un país en guerra, provoca que los retrasos sean largos, de hasta 16 horas. El cansancio y la desesperación se mezclan con la confusión en la ajetreada estación, pero también por el alivio de haber salido de Ucrania. Cada tren puede llegar a llevar hasta 2.000 personas, sobre todo mujeres y niños -por comparar, en un AVE hay cerca de 400 plazas-. Los asientos están reservados para los más pequeños y los ancianos, por lo que el resto, como Alina, tiene que ir de pie. Asegura que lleva cinco días sin dormir, justo desde que empezó el conflicto.
Daria Kaleniuk, una periodista ucraniana que trabaja para el Centro de Acción Anticorrupción, ha protagonizado este martes la rueda de prensa del primer ministro británico, Boris Johnson, en Varsovia. En un emotivo alegato, Kaleniuk ha pedido al Reino Unido y la OTAN que impongan una zona de exclusión aérea sobre su país para proteger a los ucranianos de las bombas de Rusia. "Usted viene aquí a Polonia, pero no a Kiev o a Leópolis. Porque tiene miedo. Porque la OTAN no está dispuesta a defendernos y tiene miedo a la III Guerra Mundial, pero ya ha empezado", le ha dicho a Boris Johnson la periodista, que consiguió salir de Ucrania hace dos días y ha contado que tiene a su familia y compañeros de trabajo "llorando y escondidos". "Usted habla de más sanciones", ha seguido emocionada, pero "solo veo a mi familia y equipo llorando. No sabemos dónde huir". Al terminar, Boris Johnson le ha agradecido su intervención diciéndole que es "plenamente consciente de que no es suficiente lo que hacemos" y que el "derribar aviones rusos supondría un combate directo con Moscú"
Andrey es ucraniano y Anton, ruso. Dejaron sus países por la homofobia y la guerra les ha sorprendido en Barcelona, donde llegaron hace tres meses. Ahora, con el visado caducado, tienen un motivo más para no volver. Además, dicen, desde aquí pueden ayudar mejor a los ucranianos. Se lamentan de que en el siglo XXI ocurra algo así. Los familiares de ambos se encuentran bien, pero ellos prefieren que abandonen sus países cuanto antes. "En Rusia la gente también está asustada y están en contra de la guerra", explican.
Cada vez son más las empresas que están dejando de operar en Rusia tras el ataque a Ucrania. También hay muchas compañías que venden sus participaciones rusas y se desvinculan del país. En este escenario, la incertidumbre económica sigue pesando en los mercados sumidos en la incertidumbre en función de los avances del conflicto internacional.
Hay numerosas colas para sacar dinero en los cajeros de Rusia. A pesar de que las autoridades prometen que sus ahorros están garantizados y ofrecen altos intereses de entre el 5 y el 20 % por mantenerlos en el banco, muchos no se fían. En los últimos días, se han batido récords de retirada de efectivo en los bancos rusos y hay quien aún no ha conseguido encontrar un cajero con divisas.
En los bancos de Rusia ya no hay paneles a la vista con el cambio y el curso del rublo. El Gobierno los prohibió hace tiempo, precisamente para no desmoralizar a los rusos ante una situación como esta, de graves sanciones económicas y hundimiento de su moneda.
La invasión rusa de Ucrania llega a su sexta jornada y la actividad militar rusa va en aumento. Las tropas rusas bombardean intensamente la segunda ciudad del país, Járkov, donde un proyectil ha caído en la sede de la asamblea regional, y combaten en Jersón (al sur, junto a la desembocadura del río Dníeper y cerca de la península de Crimea), mientras la capital, Kiev, aún resiste.
El gobierno ucraniano cifra en 352 muertos y más de un millar de heridos las víctimas de la invasión. Al menos 677.000 personas han huido de la guerra, la mayoría en dirección a Polonia, y hay un millón de desplazados internos, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha intervenido ante el Parlamento Europeo y ha asegurado que su pueblo está "luchando por la libertad". "No nos abandonen", ha reiterado.
La invasión rusa de Ucrania ha provocado unéxodo masivo de personas que buscan desesperadamente abandonar su país. Más de 650.000 ucranianos ha cruzado ya a alguno de los países vecinos. En Kiev, Víctor García Guerrero, enviado especial de TVE, ha estado en la estación de tren, punto de partida en la huida para sobrevivir ante el inminente ataque ruso.
Los misiles rusos han caído sin descanso sobre la segunda ciudad ucraniana. El edificio del gobierno regional de Járkov se ha desplomado, dejando víctimas mortales y heridos. Es el ataque más destructivo desde que comenzó la guerra, hace seis días, y se han intensificado los combates en el sur y el este del país.
Rusia prepara el asalto a Kiev. Un convoy militar ruso de 65 kilómetros avanza hacia la capital por el norte, y, según llas últimas informaciones está ya a 27 kilómetros de la ciudad.
La gran mayoría de quienes salen se dirigen a Polonia donde aguardan colas dehasta 60 horas para poder cruzar la frontera. En uno de esos pasos, el de Zosín, están nuestrosenviados especiales, Laura Alonso y Sergio Jiménez en la parte técnica, que nos cuentan que las carpas que dan cobijo a los ucranianos refugiados están instaladas dentro del propio recinto del paso fronterizo, en “tierra de nadie”. Y en Zosín la seguridad es mucho más elevada que en otros pasos.
En esta frontera, están cruzandomuchos hombres en comparación con otros pasos, aunque casi ninguno de ellos es ucraniano, la mayoría es aparentemente pakistaní. Además, casi todos los ucranianos refugiados tienen pensando ir a Varsovia y están esperando autobuses para ir hacia allí.
Informa Laura Alonso, enviada especial de RNE a la frontera con Polonia