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Hasta ahora Siria no había admitido que estuviera en posesión de armas químicas. Pero tendrá que hacer un inventario detallado, según el acuerdo alcanzado por EE.UU. y Rusia. Un acuerdo que, según algunos analistas, supone un triunfo de la diplomacia rusa.

La Comunidad Internacional ha recibido con satisfacción el acuerdo entre Estados Unidos y Rusia para eliminar las armas químicas de Siria. Sólo la oposición, desde Turquía, ha mostrado su rechazo a un acuerdo -dicen- que no servirá para detener la guerra.

Es el acuerdo al que han llegado Estados Unidos y Rusia, tras tres días de negociaciones en Ginebra. Las dos potencias han acordado advertir a Siria que debe cooperar y que si no lo hace, se podría emplear la fuerza, conforme al artículo número 7 de la Carta de Naciones Unidas. Habrá inspectores de la ONU que verificarán sobre el terreno, como muy tarde en noviembre. El proceso deberá concluir a mediados del año próximo, y será paralelo a la preparación de otra conferencia, conocida como Ginebra 2.

El secretario general de la ONU ha acusado directamente al presidente sirio, por primera vez, de haber cometido "muchos crímenes contra la humanidad". Lo ha dicho textualmente Ban Ki Moon. El presidente Obama ha insistido en que cualquier acuerdo sobre armas químicas debe ser verificable. Además, ha vuelto a decir que espera que prosperen las negociaciones que se mantienen en Ginebra, donde Estados Unidos y Rusia seguirán intentando acercar posturas mañana sábado.

El embajador de España en Israel, Alon Bar, ha manifestado en una entrevista en Los Desayunos de TVE su confianza en las declaraciones de EE.UU., que señalan al régimen de Al Asad como responsable del ataque con armas químicas.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, creen que fueron los rebeldes sirios quienes utilizaron las armas químicas el pasado 21 de agosto para forzar así una intervención de EE.UU. Así lo explica en un artículo de opinión publicado en la edición digital del diario The New York Times titulado "Una llamada a la cautela desde Rusia".

"No hay dudas de que se utilizó gas venenoso en Siria - dice Putin - "pero todas las razones apuntan a creer que no fue empleado por el Ejército, sino por las fuerzas de oposición, para provocar una intervención extranjera". Esta posición es frontalmente opuesta a la de Estados Unidos, que asegura tener pruebas de que el régimen fue responsable del ataque y que sigue buscando apoyo popular y político para una intervención militar contra Asad.