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El ejército ruso desplegado en Ucrania cuenta con un nuevo responsable militar, el general Alexander Dvornikov. Su actuación en la guerra de Siria, en 2015, fue decisiva en apoyo del presidente Asad. Dvornikov aplicó una estrategia de tierra quemada tan eficaz como criticada por las organizaciones de derechos humanos. Bajo su mandato, las fuerzas rusas bombardearon barrios civiles y atacaron hospitales con el fin de minar la moral de los rebeldes que luchaban contra el dictador sirio. En 2016, Putin le nombró héroe de guerra de la Federación Rusa, junto a otros militares. Según el consejero de seguridad nacional de EE. UU., Jake Sullivan, de los antecedentes de Dvornikov solo cabe esperar más brutalidad contra la población civil.

Foto: Putin junto a Dvornikov (Sputnik/Alexey Nikolsky/Kremlin via REUTERS)

Imágenes de satélite muestran un convoy militar ruso de más de 12 kilómetros en dirección al Donbás, donde se preparan para duros combates. La ofensiva de Moscú se centra ahora en el este de Ucrania. En Mariúpol, más de 100.000 personas siguen a la espera de poder ser evacuadas. Además, se han producido nuevos bombardeos en el Donbás. Por su parte, las autoridades ucranianas han informado de un ataque ruso que ha destruido el aeropuerto de Dnipro, una importante ciudad en el centro del país.

Foto: EFE/EPA/MAXAR TECHNOLOGIES

En Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, las fuerzas rusas han vuelto a bombardear con intensidad este domingo. El alto mando ucraniano asegura que Rusia ha concentrado gran cantidad de tropas y de material en torno a la ciudad y que pretende realizar un asalto.

FOTO: Un hombre pasea en medio de los escombros en la ciudad ucraniana de Járkov. REUTERS/Oleksandr Lapshyn

Ucrania cumple 46 días de guerra con las tropas rusas centradas en el Donbás, donde Occidente espera que se produzca una gran ofensiva. Las autoridades ucranianas han denunciado bombardeos contra objetivos civiles en las regiones de Luhansk y Dnipro. Los misiles habrían impactado contra una escuela y un edificio de apartamentos. Una nueva fosa común con más civiles muertos ha sido hallada cerca de la ciudad de Buzova, en la región de Kiev, según ha asegurado el presidente de la comunidad de Dmitrov, Taras Didych.

Nuestro enviado especial a Ucrania,  Fran Sevilla, se encuentra en Járkov, una de las zonas donde más se ha combatido en los últimos días. La ciudad se ha convertido en un objetivo fundamental para Rusia y las tropas rusas están rodeándola con un convoy de 13 kilómetros de tanques ruso. La estrategia se centra en tomar el control del sur y este del país.

Siguen los ataques aéreos en el este de Ucrania, donde el Ejército ruso ha bombardeado varios objetivos en la región de Dnipro. Entre ellos, el aeropuerto que según algunas informaciónes habría sido destruído.

FOTO: Una pareja se abraza ante la exhumación del cadáver de su hijo en la ciudad ucraniana de Buzova. REUTERS/Zohra Bensemra

La Fiscalía ucraniana asegura tener identificados 5.600 casos constitutivos de crímenes de guerra y a 500 altos cargos políticos y militares rusos como supuestos responsables. Este domingo, el representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, tiene previsto reunirse con la fiscalía de la Corte Penal Internacional para investigar estos crímenes de guerra.

Mientras tanto, Leópolis continúa siendo refugido para los miles de desplazados que huyen de los bombardeos en el este del país. Allí, nuestros enviados especiales, Carmen Julia Hernández y Luis Montero, han podido comprobar que los ciudadanos se sienten hoy algo más tranquilos. Las sirenas de la ciudad han dejado de sonar durante 48 horas, lo que les permite continuar con sus vidas con algo de normalidad. "La población está adaptada a las alarmas, la gente ya no presta atención, en mi edificio solo baja un departamento a los refugios cuando suenan las sirenas", explican sus habitantes. Irina y Anatoli, que huyen de Lugansk, se refugian en Leópolis: "Llegamos del este del país, donde hay batallas constantes, no teníamos ni gas ni agua ni electricidad", cuentan.

Rusia sigue adaptando su estrategia y según la BBC, Putin habría reorganizado su cúpula militar con Alexander Dvornikov al frente de sus operaciones, un militar con experiencia en la guerra de Siria. La retirada de las tropas rusas de zonas como Kiev está dejando a la vista del mundo la tragedia colectiva a la que se han enfrentado los ucranianos. Personas con rostro, nombre y apellidos que han perdido todo. Es el caso de Oleksa, una mujer ucraniana que vivía cerca de Kiev antes de que la guerra estallara y trabajaba en un negocio de gestión inmobiliaria. Cuando comenzó la invasión decidió huir a Leópolis: "Salimos el 1 de marzo y el 2 de marzo empezaron a bombardear mi pueblo. Mi casa fue la primera que sufrió el bombardeo. Yo pensaba, ¿por qué han empezado por la mía?", nos cuenta. Aunque Oleksa podría mantenerse en Leópolis un tiempo, no deja de pensar en regresar a su hogar. "Mis vecinos no me dejan volver, me dicen que están recogiendo y limpiando la casa, entiendo que me están cuidando, eso quiere decir que la situación con mi casa está mal", explica. Aún así, asegura que mientras parte de su casa esté habitable, volverá.

Informan Carmen Julia Hernandez y Luis Montero, enviados especiales

Después de la matanza de civiles, en Kramatorsk hay silencio y desolación. Se pueden ver los coches que ardieron con sus ocupantes dentro. Al menos en uno había niños. 24 horas después todavía estaban recuperando sus restos. Los cristales de la estación y de los edificios de la plaza están prácticamente intactos. El misil explotó en el aire. Se puede leer su número de serie para identificar el arsenal y país de procedencia. Ni una sola de las víctimas era militar, ha informado el jefe de policía de Kramatorsk. El viernes había unas mil personas en la estación. Ucranianos, rusos y separatistas sabían que era el principal puerto de salida para los refugiados del Donbás.

Foto: Restos del misil cerca de la estación de tren de Kramatorsk (Reuters/Handout via REUTERS)

La brutalidad de las imágenes de Bucha ha conmocionado al mundo. "Mi marido nunca empuñó un arma...Lo sacaron de casa en zapatillas, le dijeron que se quitara la camisa, que se pusiera de rodillas y le mataron", cuenta desolada Irina Abramova en el amasijo de escombros en el que una patrulla rusa convirtió su casa. Informe Semanal analiza la forma en que se investigan esos hechos para que sean considerados crímenes de guerra y pueda pedirse el enjuiciamiento de sus responsables por la justicia internacional. "Aunque parezca una locura decirlo, la guerra tiene sus propias normas, su propio reglamento y cuando alguien no las cumple, aparece el crimen de guerra", explica el abogado y profesor de Derecho Penal Internacional Manuel Ollé. Sobre el terreno, un investigador del observatorio Human Rights Watch busca evidencias, habla con testigos y víctimas, estudia imágenes... Amnistía Internacional ha entrevistado en Kiev a más de 20 personas que han sido testigos de ejecuciones sumarias u homicidios deliberados. Su responsable en España, Esteban Beltrán, destaca que el "patrón del ejército ruso sobre población civil es muy preocupante" y señala que lo que están haciendo en Ucrania, en lugares como Bucha, se parece mucho a la brutalidad empleada en Chechenia o Siria.

La campaña mundial de donación de fondos para los refugiados de Ucrania, 'Stand up for Ukraine' ("Levántate por Ucrania"), ha logrado recaudar un total de 10.100 millones de euros. El evento ha sido convocada por la organización no gubernamental Global Citizen, la Comisión Europea (CE) y el Gobierno canadiense. Guerra Rusia - Ucrania: sigue la última hora en directo. Foto: JANEK SKARZYNSKI / AFP.

Naciones Unidas y otros organismos internacionales han abierto una investigación sobre la masacre de Bucha y otros posibles crímenes de guerra en Ucrania. Moscú sigue negándolos, pero testigos y expertos aseguran que las evidencias apuntan al ejército ruso. Informe Semanal decida a este tema uno de sus reportajes de este sábado.

FOTO: Varios cadáveres son exhumados tras la masacre en la ciudad de Bucha. REUTERS/Valentyn Ogirenko.