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Abbas tiene un doble objetivo: que se reconozca el Estado palestino y su ingreso en Naciones Unidas. A priori, cuenta con los votos necesarios para sacar adelante el voto en la Asamblea General. Pero sin el visto bueno del Consejo de Seguridad, donde Estados Unidos tiene derecho a veto, Palestina no podría ser miembro de la ONU. De este modo, el principal objetivo del reconocimiento del Estado es reforzar la posición palestina en el proceso de paz. En el diálogo con Israel, es clave el papel de Estados Unidos, que lleva 2 décadas liderando el proceso. Obama ya apostó por la creación de dos Estados sobre las fronteras de 1967. El primer ministro israelí ha dejado claro que no aceptan esas líneas territoriales. Uno de los principales obstáculos son los asentamientos, causa de la última ruptura del diálogo. Esta semana, Israel ha anunciado la construcción de nuevas viviendas en Cisjordania.

La rebaja de calificaciones de Moody's llega a Estados Unidos. La agencia ha puesto en revisión la calificación de su deuda, que ahora tiene la máxima nota. La agencia considera que aumentan las posibilidades de que republicanos y demócratas no alcancen un acuerdo para elevar el límite de endeudamiento antes del 2 de agosto.

Alguien tiene que ceder y de momento ni los demócratas quieren recortar prestaciones sociales ni los republicanos quieren subir los impuestos y la falta de acuerdo empieza a pesar sobre la economía. No se recuerdan, por ejemplo, precedentes como las amenazas de las agencias de calificación sobre la deuda estadounidense. Hace tres meses fue Standard & Poors y ahora Moody's.

En Estados Unidos muchos ciudadanos empiezan a tener la sensación de que la economía no despega por cuestiones políticas. Las encuestas, de hecho, están castigando a ambos partidos por no llegar a un acuerdo pero más a los republicanos, a los que acusan de mantener el pulso para desgastar al presidente.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha instado a los republicanos a alcanzar un acuerdo para aumentar el techo de deuda del Gobierno federal, para que a partir del 2 de agosto pueda seguir afrontando sus pagos. Pese a todo, Obama ha garantizado que Estados Unidos "nunca ha dejado ni dejará de pagar sus deudas". Aunque ha advertido que llegar a un acuerdo será "duro", el presidente ha expresado su intención de reunirse "cada día mientras sea necesario" con los congresistas republicanos hasta que se encuentre la mejor solución posible, que pasa por la reducción del déficit en unos cuatro billones de dólares en la próxima década.