La Unión Europea no se atreve todavía a prohibir la compra de gas ruso, como ha hecho Estados Unidos o Reino Unido. La dependencia de Europa es mucho mayor, el 40% proviene de allí, aunque Bruselas insiste en que están dando pasos acelerados para reducirla. Precisamente el alto representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, ha pedido este miércoles un esfuerzo colectivo a los ciudadanos de Europa para bajar la calefacción en sus casas y cortar los lazos económicos con Rusia en represalia por la ofensiva militar contra Ucrania.
Rusia y Ucrania han acordado este miércoles la apertura de seis corredores humanitarios para evacuar a civiles de las principales ciudades que están siendo escenario de bombardeos y combates en el decimocuarto día de la guerra.
Los alcaldes de Sumy y Energodar han informado de que el alto el fuego se estaba respetando y los civiles han comenzado a salir. En Energodar se encuentra la mayor central nuclear ucraniana, que fue atacada el pasado viernes y donde, según el Ministerio de Energía de Ucrania, las tropas rusas están maltratando a los operarios.
El martes, el único corredor que pudo funcionar fue el de Sumy, por el que salieron unas 5.000 personas en autobuses y un número indeterminado en un millar de vehículos particulares.
Rusia asegura que permitirá corredores humanitarios este miércoles desde Kiev y otras cuatro ciudades. Sin embargo, el único corredor que funcionó ayer fue el de Sumy, por el que salieron unas 5.000 personas en autobuses y un número indeterminado en un millar de vehículos particulares. Las tropas "observarán un régimen de silencio" en las ciudades de Kiev, Chernihov, Sumy, Járkov y Mariúpol desde las 8 de la mañana hora peninsular española.
Sin embargo, ucranianos y rusos no se ponen de acuerdo en las rutas que deben seguir los corredores. Rusia quiere dirigir a la población hacia territorio ruso, en algunos casos vía Bielorrusia, a lo que Ucrania se niega. Por eso ayer el único corredor que funcionó fue el de Sumy, que dirige a Poltava, en Ucrania.
En el decimotercero día de guerra en Ucrania, el Ejército ruso continúa su avance hacia Kiev, donde se espera un ataque "en los próximos días", según el Ministerio del Interior ucraniano. Desde el inicio de la guerra ya son más de dos millones los refugiados que han abandonado el país.
Ucrania ha podido evacuar a civiles atrapados en Irpin y Sumi y Rusia se ha comprometido a la apertura de corredores humanitarios. Mientras, Moscú ha amenazado con cortar el suministro de gas natural a Europa y Estados Unidos y Reino Unido han prohibido la importación de gas y petróleo ruso.
Félix Arteaga, investigador principal de seguridad y defensa del Real Instituto Elcano, explica que los corredores humanitarios como los que se pretenden abrir en Ucrania se articulan en torno a asedios de ciudades y endurecen la capacidad de lucha de quienes se quedan, que sienten que su familia está a salvo. Por eso, añade, “no se suelen respetar”. En este caso, Arteaga habla de que en algunas guerras, como esta, “hay presidentes como Putin que emplean sus fuerzas armadas sin ningún tipo de restricciones morales ni humanitarias”. Añade que esta parece que será la dinámica de este conflicto, “porque Putin está decidido a usar la fuerza a la escala que sea necesario”. Teme que sea un conflicto largo, pero añade que, aunque se arme a Ucrania, “a medida que aumente la presión militar, vamos a ver que es difícil de mantener”. Destaca la importancia para Rusia de Odessa, por su posición estratégica: “La Armada ucraniana se quedaría sin bases y salida al mar”. Sobre la situación de los países europeos que tienen frontera con Ucrania, entiende la preocupación y lamenta que su capacidad, incluso aunque entren en la UE, como Moldavia, “no tendrán capacidad de plantar cara a Rusia. Ni recibiendo ayuda”.