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El presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis, ha asegurado que tiene listo un paquete urgente de medidas para impulsar la economía, que pasa por iniciativas para potenciar el clima inversor así como ayudas para combatir el desempleo juvenil.

Normalidad a las puertas de los bancos en Chipre, donde esta mañana su presidente se ha referido nuevamente a la crisis que atraviesa el país. Nicos Anastasiadis ha dejado claro que se va a mantener dentro de la moneda única.

Decenas de clientes del Banco Laiki, en Chipre, se agolpaban esta mañana a las puertas de las oficinas del centro de la capital, Nicosia. Después de casi dos semanas cerradas, había muchos clientes impacientes. Tras los primeros momentos de confusión, los empleados han empezado a atender a los clientes que iban llegando, y las colas han ido reduciéndose conforme avanzaba el día. Los ciudadanos aceptaban con resignación las limitaciones a los movimientos de capital impuestos por el Gobierno. Además de los que han tratado de sacar dinero, muchos tenían pendientes otras operaciones. Entre los clientes ha estado también Mari Angeles, una antigua pianista española de 81 años que lleva más de 50 viviendo en Chipre.

Chipre ha vuelto a abrir este jueves sus bancos tras 13 días de 'corralito'. El Gobierno de Chipre espera que las actuales restricciones a la retirada de capitales en el país se levanten por completo en un mes, según apuntó el ministro de Asuntos Exteriores chipriota, Ioannis Kasoulides.

Los bancos de Chipre reabren este jueves sus puertas después de permanecer cerrados 13 días, durante los cuales se ha negociado y decidido un rescate europeo que impone severas condiciones al país mediterráneo. Las entidades abren, pero con limitaciones: los ciudadanos solo podrán sacar 300 euros diarios y no podrán cobrar cheques, aunque sí podrán ingresarlos en sus cuentas. No se podrá tampoco transferir fondos al extranjero y solo podrán pagarse con tarjeta fuera del país hasta un máximo de 5.000 euros.

El rescate de Chipre ha puesto en evidencia los pulsos soterrados que vive la zona euro. Alemania y sus socios del norte, Holanda y Finlandia, nunca vieron con buenos ojos algunos aspectos de la Unión Bancaria. En las últimas semanas han encontrado un importante aliado. Jeroen Deijsselbloem, el ministro holandés que desde hace dos meses preside el Eurogrupo, ha hecho jirones su prestigio a ojos de los socios del sur de Europa, al apoyar en solo 10 días dos cuestiones a cual más polémicas: primero, una quita del 6'75% a los pequeños ahorradores chipriotas, más tarde rectificada, y después la asunción del rescate de Chipre como modelo ante futuras crisis bancarias, también rectificado. Son muchos los que ahora echan en falta al frente del Eurogrupo a Jean-Claude Juncker, mucho menos permeable que su sucesor a los intereses de Alemania y que en su despedida dijo una frase lapidaria: Europa debe escuchar a los países del sur.

En juego está que la recapitalización directa de los bancos se haga con cargo al Mecanismo Europeo de Estabilidad, al menos hasta 2018, como quiere la Comisión, o que se acelere el proceso para que las propias entidades, incluidos los ahorradores, sean los que paguen los errores de gestión, como persigue Alemania.

El ministerio de Hacienda ha modificado el dato de déficit público al cierre de 2012, tras aplicar un nuevo criterio metodológico propuesto por Eurostat, que afecta a las devoluciones fiscales del año pasado. "Aplicado este nuevo criterio al año 2012 pasaríamos de resultado de avance déficit provisional de déficit 2012 del 6,74 al 6,98% del PIB. Este sería el resultado conforme al nuevo criterio solicitado por Eurostat", ha asegurado la secretaria de Estado de Presupuestos, Marta Fernández Currás.