Primero sus hijos, ahora ya sus nietos... Llevan décadas luchando por el reconocimiento de la aportación que Henrietta Lacks ha hecho a la ciencia. Hay incluso una serie sobre su vida, pero el laboratorio que se enriqueció gracias a ella, cultivando sus células, no había reconocido su contribución hasta ahora.
Henrietta Lacks murió hace más de 70 años por un cáncer de cuello de útero. Antes de fallecer a esta afroamericana de 31 años le extrajeron células cancerígenas sin su conocimiento y resultaron excepcionales: fue la primera línea de células inmortal, es decir, que se podían clonar en un laboratorio.
A estas células les pusieron su nombre, HeLa, y se han reproducido millones y millones de veces. Han sido piedra angular de más de 75.000 estudios y clave para avanzar en la lucha contra el cáncer, para conseguir tratamientos eficaces con el VIH, la hemofilia o la enfermedad de Parkinson.