El gobierno de Chile ha calificado como "terroristas" las protestas de los indígenas mapuches y ha reforzado la seguridad en la región de La Araucaría (sur del país) después de la muerte de dos personas el pasado viernes.
Las víctimas son un empresario agrícola de ascendencia suiza de 75 años, Werner Luchsinger, y su mujer, Vivianne Mckay, de 69, fallecidos después de que una veintena de personas prendieran fuego a su vivienda.
En el lugar donde murieron el empresario y su mujer se hallaron panfletos alusivos a la muerte de un joven mapuche, Matías Catrileo, que falleció cinco años antes por un disparo de la policía durante la ocupación de una finca cercana propiedad de un primo de Luchsinger.
Las autoridades tradicionales indígenas, sin embargo, han lamentado los hechos en una carta al presidente del país y en declaraciones en la CNN chilena, y han criticado a las autoridades por apresurarse a culparles de lo sucedido.
Se trata del ataque más grave ocurrido en el contexto de la lucha de los mapuches por sus tierras ancestrales. En los últimos cinco días se han registrado al menos seis ataques incendiarios a viviendas, camiones y maquinaria agrícola en la misma región.