Durante la primera mitad del año, más de 120 millones de personas se vieron obligadas a abandonar su país. Europa se presenta como una oportunidad para tener un futuro, pero también se ha convertido en el destino más peligroso para su salud. Decenas de miles de migrantes mueren por el camino y muchos de quienes consiguen llegar al continente sufren graves consecuencias, tanto físicas como psicológicas. Esto es lo que denuncia la ONG Salud por Derecho en el informe publicado hoy, donde analizan el impacto de las políticas migratorias europeas en la salud de las personas migrantes. "Los riesgos son los derivados de unas políticas migratorias más orientadas a poner trabas a las personas que migran y que obligan a que tomen rutas cada vez más peligrosas", señala la directora de la ONG, Vanessa López, en Las mañanas de RNE. Desde la ONG apuntan a que las detenciones o controles fronterizos se han vuelto más violentos, acarreando un fuerte impacto en la salud.
El avance de políticas que niegan la realidad del fenómeno migratorio, según Vanessa López, es una de las causas del deterioro de la salud de la personas migrantes. "Valores y medidas que no tienen en cuenta esta realidad humana y que, de alguna manera, obligan a estas personas a que emprendan viajes cada vez más violentos están teniendo estos" impactos tan desastrosos", subraya López, quien indica que las personas migrantes abandonan sus hogares "no por gusto", sino porque se encuentran en situaciones pobreza o de conflictos armados. El objetivo de este informe, por tanto, es que las "políticas migratorias tengan la salud de las personas en el centro y que cambien", expresa.
Según este estudio, el 70% de los detenidos desarrollan ansiedad, depresión y estrés postraumático, y dos de cada diez intentan autolesionarse. "Esto lo vemos en los centros de detención: tenemos 2.300 en todo el mundo. Está documentado que no solo el efecto en la salud mental es terrible, sino también en la salud física porque las condiciones de estos centros son deficientes", concluye.