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El Kremlin ha respondido a la congelación de los activos rusos en Occidente. El presidente Putin ha anunciado que comenzará a exigir a los países que le compran gas que le paguen en rublos. Una medida que solo afectará a los estados que han roto sus lazos con Moscú. En esa lista están los socios de la Unión Europea, Reino Unido y Estados Unidos, países que el Kremlin califica de "hostiles".

Rusia va a seguir suministrando su gas según los volúmenes y precios establecidos porque los cambios, según dice Putin, afectan solo a la forma de pago. El movimiento, que responde a las sanciones y a la posibilidad de que los 27 veten el petróleo ruso, ya ha provocado que el rublo suba con fuerza frente al dólar. Para Berlín, el rechazo al pago en divisas es una "ruptura del contrato".

Mientras, la Organización Internacional del Trabajo ha suspendido su cooperación con Rusia tras una resolución presentada por medio centenar de países miembros. Además, el asesor personal de Putin, Anatoly Chubais, ha renunciado a su cargo, presumiblemente por la decisión del presidente de invadir Ucrania. El funcionario que le dio al presidente su primer trabajo en el Kremlin, ya está en Turquía junto a su esposa.

Nos lo cuenta Isabel Dólera en 24 horas de Radio Nacional.

Ucrania cumple 28 días de guerra con ataques en varias ciudades, aunque la ofensiva rusa parece haberse ralentizado. De momento, las tropas no han conquistado enclaves como Mariúpol o Járkov y tampoco se han logrado abrir camino en Kiev, que ha salido este miércoles del toque de queda.

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha denunciado que 100.000 civiles siguen atrapados en Mariúpol escondidos de los bombardeos en rusos.

Ucrania le está dedicando mucho esfuerzo a salvar su patrimonio cultural de las bombas. Leópolis es la ciudad que concentra el mayor número de monumentos arquitectónicos de todo el país. Allí, como nos cuenta un equipo de TVE, los vecinos trabajan, muchos de forma voluntaria, para proteger su historia. Ucrania tiene miedo de que Rusia destruya su cultura. En Leópolis llevan ya días en la tarea de proteger los principales monumentos de la ciudad, pero hay tantos que todavía siguen en ello. Los vecinos se resisten a pensar que puedan destruir la catedral. "Estarían destruyendo la cultura de Ucrania y del mundo", dice una joven.

FOTO: EFE/ Olha Kosova

En el vigésimo octavo día de ofensiva rusa en Ucrania el presidente ruso, Vladímir Putin, ha dicho que los llamados "países inamistosos" pagarán el gas ruso en rublos. Responde así a la presión internacional y a las sanciones de Occidente. Tras semanas de espera, un convoy de vehículos ha llegado a las calles de Zaporiya. Mariúpol es la ciudad más castigada desde que comenzó la guerra. Allí los ataques siguen produciéndose por aire, tierra, y ahora también por mar. Apenas hay cambios en los frentes del norte y el este y, según Moscú, se han realizado dos intercambios de prisioneros.

El enviado especial de RNE a Kiev, Fran Sevilla, ha estado en una de las zonas residenciales del barrio de Nyvky, que ha sido bombardeado por el ejército ruso. Esta mañana, después de 35 horas de toque de queda, los habitantes de la capital ucraniana han vuelto a salir a la calle para hacer compras de productos básicos.

A punto de cumplirse un mes de invasión, Occidente sospecha que el Kremlin podría estar preparando un ataque con armamento químico.

En Kiev, se han producido dos nuevos bombardeos en el norte de la ciudad, que según el alcalde han dejado un muerto y una docena de heridos. Los habitantes volvían a salir a las calles tras concluir el largo toque de queda de 35 horas impuesto desde la noche del lunes. Son muchos quienes han acudido a algunos de los comercios que aún quedan abiertos para hacer acopio de agua y alimentos por si vuelve a decretarse otro toque de queda de larga duración.

El gobierno ucraniano ha acusado a Rusia de utilizar la zona de exclusión de la central nuclear de Chernóbil, que ocuparon al principio de la invasión, para acumular tropas y material con los que lanzar una nueva ofensiva sobre la capital.

La situación sigue siendo desesperada en Mariúpol. El presidente Volodímir Zelensky ha asegurado que 100.000 personas sin recursos para sobrevivir quieren salir de allí, pero las fuerzas rusas se lo impiden. 

Informa Fran Sevilla, enviado especial de RNE a Kiev.

Ya no quedan periodistas internacionales y cuesta saber qué está pasando en Mariúpol. Nuestra enviada especial Ebbaba Hameida ha estado en Zaporiyia, donde Rusia bombardeó la mayor central nuclear de Europa. Ahora la ciudad está tranquila, pero hasta allí están llegando ucranianos que huyen de Mariúpol. Otros muchos, sorprendentemente, hacen el camino contrario. Te contamos por qué. Al otro lado del país, Alina sigue en Jarkóv. Allí las bombas la acompañan en su día a día, por ejemplo, en la cola del supermercado. Y seguimos en contacto con Lina, que ya está en Tenerife y nos cuenta que una señora que se llama Gloria le ha dejado una casa durante un año. La foto la hace desde la frontera de Polonia nuestro enviado especial Fernando Martínez.

Rusia ha abierto este martes la primera causa penal contra un periodista por la nueva ley aprobada que prevé penas de hasta 15 años de cárcel. Se trata de Alexander Nevzorov, al que acusan de publicar informaciones falsas sobre el bombardeo en la maternidad de Mariupol. Precisamente la amenaza que supone esta ley ha llevado a una corresponsal en el extranjero de una televisión rusa a dejar su trabajo. Zhanna Agalakova era hasta hace unos días la corresponsal para Europa de la televisión oficial rusa Channel One. Ahora denuncia lo que llama una propaganda que "Zombifica a la sociedad" en los medios de comunicación, casi todos controlados ahora por el Kremlin.

Con una cinta en la muñeca, los refugiados provenientes de Ucrania registran su entrada en el nuevo centro de acogida que el gobierno húngaro ha abierto en Budapest. Reciben comida caliente y se sientan en silencio a la mesa. "Ahora nos sentimos a salvo", dice Lilia, que ha huido de su país junto con otras seis mujeres de su familia. Hungría, con Viktor Orbán al frente, ha abierto las puertas de par en par a los ucranianos, pero en la crisis de refugiados sirios de 2015 las cerró por completo. "Cada país tiene derecho a decidir qué hacer", ha dicho Orban.

FOTO: ATTILA KISBENEDEK / AFP