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Tras once días de guerra en ciudades como Jersón ya no hay enfrentamientos, pero ahora empieza a escasear la comida en los supermercados. La localidad está bajo el control ruso y el ejército no permite el acceso a los camiones que llevan suministros.

Foto: Un miembro de las fuerzas de defensa ucranianas en un puesto de control en Kiev (EFE/EPA/ROMAN PILIPEY)

Muchas personas en el sureste del país, en Mariúpol, trataban de salir de la ciudad este domingo por el corredor humanitario que posibilitaba el alto el fuego temporal. Sin embargo, el fuego cruzado ha impedido la salida de civiles, que siguen a la espera de poder huir y sumarse a los 1,5 millones de refugiados que ya han abandonado el país. 

Los refugiados se están gestionando su propia huida porque el gobierno tiene la prioridad en la guerra. Y esto también significa que hay situaciones injustas, de gente con más dinero que se salta la cola para salir del país, o de incluso mafias que ocupan los trenes con quienes han pagado más.

Foto: BULENT KILIC / AFP

Desde el comienzo de la invasión de Rusia el alcalde de Kiev ha estado en primera línea de acción, ha informado con sus propios vídeos, revisado suministros y animado a la población de una capital codiciada por el ejército ruso. Klitschko fue 15 veces campeón del mundo de boxeo en pesos pesados. Después de años de entrenamiento en Alemania, se suma a la revolución naranja de 2004. Con su propio partido como alcalde de kiev en 2014, sus dos metros y los de su inseparable hermano no pasan desapercibidos en la plaza Maidán durante los sangrientos disturbios que reafirmaban a Ucrania frente a Rusia. Siempre ha esquivado las acusaciones de mafioso y se siente cómodo en los actos que destacan la identidad de Ucrania en Europa. Ahora es blanco directo para los rusos pero se mantiene al frente desde el comienzo de la ofensiva.

Foto: EFE/EPA/SERGEY DOLZHENKO

Rusia ya controla toda la costa del mar de Azov, excepto Mariúpol, y va a por Odesa, el principal puerto en el mar Negro. Sin embargo, el ejército de Ucrania mantiene sus posiciones para intentar frenar la ofensiva rusa en el sureste del país. En uno de esos puntos defensivos ha estado el equipo de Televisión Española, donde en el camino han podido comprobar cuál es la situación tanto de los combates como del intento de evacuación.

Foto: EFE/EPA/ROMAN PILIPEY

El presidente francés Emmanuel Macron continúa intentando convencer a Putin para que detenga el ataque y han hablado hoy por teléfono. Macron le ha reclamado que detenga de inmediato los bombardeos y ataques a los civiles, a pueblos y zonas residenciales, y que permita el acceso de ayuda humanitaria. En cambio, Putin asegura que no renunciará a la guerra para alcanzar sus objetivos y ha negado cualquier ataque intencionado contra civiles ucranianos, expresando que la responsabilidad es de Ucrania si hay civiles en esas zonas. La conversación telefónica, de casi dos horas, ha sido a petición de Macron, que también le ha planteado su preocupación por la seguridad de las centrales europeas, tras el ataque a la central central de Zaporiyia. Putin ha negado cualquier intención rusa de atacar las centrales y ha aceptado entablar un diálogo para preservar la seguridad de los reactores en suelo ucraniano.

El presidente ucraniano Zelenski asegura que las zonas que Rusia considera estratégicas en Ucrania son Mariúpol, donde ya han fracaso dos intentos de evacuar civiles, Mykolaiv en el sur y la capital, Kiev. Además señala que las fuerzas rusas están dispuestas a tomar Odessa: "Se están preparando para bombardear Odessa, los rusos siempre han venido aquí, será un crimen de guerra histórico", ha señalado Zelenski.

Odessa es el principal puerto ucraniano en el mar Negro y si los rusos toman la ciudad, Ucrania se queda sin salida al mar y pierden la puerta para exportar trigo o centeno. Ucrania es el princial exportador para países como Siria o Somalia, lo que provocaría que el precio del trigo se doblase o triplicase. Además, se trata de una cuestión histórica: Odessa es la perla del mar negro, que representa los lazos y conflictos entre rusos y ucranianos. 

Alex Sapoval, un padre de familia ucraniano que vivía en Irpin pasó dos días en un sótano hasta que decidió que era más peligroso quedarse que huir: "Tuvimos que dejar Irpin porque es muy peligroso", expresa. Sapoval salió con su familia en coche, en un viaje que duró dos días: "Normalmente ese viaje duraba 3 horas". "Por el camino hemos visto a gente saliendo y dejando sus casas, parece que aquí hay menos peligro", expresa, aunque ha dejado mucho atrás. No sabe noticias de la ciudad ni cómo están sus amigos que se quedaron allí y que ahora intentan salir.

Irpin, a 20 kilómetros de Kiev, ha sido este domingo uno de los objetivos de los bombardeos rusos. Al menos 3 personas han muerto en el ataque del puente de salida de la ciudad, muy concurrido en los últimos días por la huida de las familias. Han sido los propios ucranianos los que han volado el puente para impedir el avance ruso, algo que, aunque pretendía impedir su entrada a la ciudad, ha sido una trampa para ellos. Las tropas rusas han tomado un hospital psiquiátrico con centenares de pacientes y han castigado con fuego de mortero a los civiles que trataban de huir hacia la capital. El presidente ucraniano Zelenski ha llamado a la población a resistir y los ucranianos lo han hecho, manifestándose en ciudades ocupadas, donde las tropas rusas han abierto fuego cotra ellos

Informa Gabriel Herrero

Los refugiados que han huído de Ucrania pueden llegar ya al millón y medio. Polonia sigue siendo la puerta principal de refugio. Especialmente para mujeres y niños que se enfrentan ahora a un futuro incierto. Es la historia de Aden y su familia, que llevan dos días en un centro donde se ofrece alojamiento y traslado para refugiados. Aden huyó de su ciudad en un tren atestado y con la ayuda de la iglesia ucraniana, pudo refugiarse en un templo cedido donde muchos refugiados pueden dormir. "Nos dijeron que nos quedáramos en casa, que no abriéramos a nadie porque las tropas rusas asaltaban porque no tienen comida, actúan como criminales”, cuenta Aden. Reconoce que viven días "penosos", algo que nota que le pasa factura especialmente a su hijo menor de 3 años. "Está muy asustado, habla de disparos, duerme mal y no puede ir al baño". Él desea regresar a Ucrania, donde pensaba mudarse a una casa nueva que compró antes de la guerra y que ahora ha quedado completamente destruida por los bombardeos. Ahora viajan camino de Alemania.

Informa Isabel Jiménez, enviada especial

Hoy se ha vuelto a producir unintento fallido de evacuación de civiles en las ciudades ucranianas de Mariúpol y Volnovaja. Según la agencia rusa RIA, los ucranianos han vuelto a violar el alto el fuego, abortando la operación. Solo 300 personas, de los 400.000 habitantes, han podido escapar de Mariúpol. Medio centenar de autobuses estaban preparado para salir, por lo que el alcalde de la ciudad asegura: “Los rusos nos han engañado, como ayer”. La situación en Mariúpol es desesperante: sin agua, luz ni calefacción. Los habitantes tienen que fudir la nieve para tener agua y no hay manera de recoger los cadáveres si no tienen calefacción. Solo 300 personas han podido escapar de la ciudad.

La invasión rusa en Ucrania ha entrado en su undécima jornada recrudeciendo los ataques en el sur, para cortar la salida de Ucrania al mar. Tras el fracaso del sábado, Mariúpol ha retomado el intento de evacuar a civiles impedido por la violación de Rusia del alto el fuego, aunque sin éxito. Los combates continúan también este domingo en el norte, con ataques rusos sobre Irpín, Hóstomel, Makariv, en la región de Kiev.

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha asegurado que las sanciones contra Rusia de los países occidentales son similares a una "declaración de guerra" y ha advertido de que no va a desistir en su campaña militar para alcanzar sus principales objetivos, aunque ha descartado ataques a las centrales nucleares ucranianas. 

Mientras, al menos 3.500 personas han sido detenidas este domingo en varias manifestaciones celebradas en Rusia para exigir el fin de la guerra en Ucrania, en respuesta al llamamiento del líder opositor Alexéi Navalni.

La Basílica de Santa Sofía de Roma se ha convertido en un centro logístico de ayuda humanitaria para Ucrania, país que sigue inmerso en la guerra. La solidaridad llega de todos los puntos del país y ya han salido 11 camiones cargados con todo lo que los ucranianos puedan necesitar en estos momentos.

REUTERS/Guglielmo Mangiapane

La historia de Jamala es una entre el más del millón de refugiados que ha tenido que huir de Ucrania por la guerra con Rusia. Ha pasado de ganar el certamen de Eurovisión en 2016 a tener que salir del país con sus dos hijos. Su canción, 1944, ha vuelto a resonar con fuerza en las redes sociales durante los últimos días. En ella habla de la deportación de los tártaros de Crimea durante la Segunda Guerra Mundial. La ha vuelto a cantar este fin de semana 1944 en Rumanía y en Alemania. Foto: Gerald Matzka/EFE/EPA/POOL.

Polonia es el país al que está llegando el mayor número de personas que huyen de la guerra en Ucrania. Seguido de Hungría. En el puesto fronterizo de Medyka, en Polonia, los refugiados se encuentran con un primer campamento en el que está todo organizado para proporcionar la ayuda más urgente. Además, un centro comercial se ha convertido en un refugio temporal para estas personas que todavía no tienen adonde ir.

Foto: Refugiados ucranianos cruzan la frontera con Polonia (EFE/EPA/WOJTEK JARGILO POLAND OUT)

En un acto de Unidas Podemos, la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, ha acusado de forma velada al PSOE de ser un partido de la guerra. Junto a otros líderes de la izquierda en Europa, como el francés Mélenchon o el británico Corbyn, Belarra también lidera un movimiento para rechazar el envío de armas a Ucrania. Ante la postura que defiende Podemos, el PP ha pedido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que rompa la coalición. Ciudadanos también ha pedido que Podemos salga del Gobierno. Creen que está avergonzando a España ante la Unión Europea.

Foto: La secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra (EFE/Víctor Lerena)