Los bombardeos rusos continúan en diversas ciudades del país mientras se reunen nuevamente las delegaciones de Rusia y Ucrania para intentar desbloquear la situación. Hablamos con nuestra enviada especial a Leópolis, Mónica Cartes. También contamos con José Manuel Moreno Rodríguez, catedrático de Ecología de Ciencias Ambientales de la Universidad de Castilla-La Mancha, sobre el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático que, una vez más, dibuja un panorama muy sombrío para el futuro del planeta si los gobiernos mundiales no actúan de forma contundente.
La población civil continúa su huída de las zonas asediadas por las tropas rusas en Irpín, a apenas 30 kilómetros de Kiev, donde no se ha respetado el corredor humanitario para las evacuaciones. "Los rusos están saqueando nuestras casas" denuncia una vecina.
En el centro del país los bomberos trataban hoy de apagar un depósito de combustible atacado en Vynitsia. Un asesor del gobierno ucraniano reconoce que hay casi un millar de localidades sin agua, luz ni calefacción, entre ellas MariÚpol, donde la gente recoge nieve y agua de lluvia para poder beber según Médicos sin Fronteras.
Los niños son las mayores víctimas en todos los escenarios de catástrofe. En la guerra en Ucrania, miles de niños han visto su infancia interrumpida por los estallidos de las bombas. Todos ellos huyen de sus hogares junto a sus familias, pero el hijo de Yulia ha tenido que hacer ese viaje completamente solo. Con 11 años, este niño ucraniano de la ciudad de Zaporiyia, en Ucrania, se tuvo que despedir de su madre y su abuela y partir hacia un viaje de cerca de 1.200km hasta la frontera con Eslovaquia. Su madre, Yulia Volodymyrivna, es una mujer viuda que nos cuenta que decidió enviar a su hijo a la frontera cuando la planta nuclear cercana a su casa comenzó a arder por los ataques del ejército ruso que previamente había tomado la instalación. Yulia dice que no pudo acompañar a su hijo porque la abuela de este no puede moverse de forma independiente, así que se quedó a cuidarla. El niño viajó en tren y fue ayudado por los agentes de aduanas que se encontraban en la zona. Además, varios voluntarios le dieron comida y le ayudaron a llegar hasta sus familiares en la ciudad de Bratislava. Así lo notificó la policía de Eslovaquia en su perfil de Facebook, adjunta una fotografía del niño, sano y salvo entre los voluntarios. Su madre, aún en el área del conflicto, pidió que se salvase a los niños ucranianos y que se les facilitase un refugio seguro. Agradeció también el trato que han tenido los oficiales y voluntarios de la frontera con Eslovaquia. “Vuestro pequeño país tiene gente con grandes corazones”, dijo emocionada.
Esta es solo la historia de Yulia y su hijo. Este mismo lunes la agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha notificado que el número de refugiados por la guerra en Ucrania asciende ya a 1,73 millones.
La invasión rusa en Ucrania ha entrado en su duodécima jornada intensificando los ataques en Járkov y rodeando ya la capital de Ucrania, Kiev. Desde el inicio de la guerra ya son más de 1,5 millones los refugiados que han abandonado el país.
Nunca antes desde la Segunda Guerra Mundial el número de refugiados por un conflicto había sido tan enorme en tan poco tiempo. Oficialmente son -según la ONU- 1.700.000. El alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, calcula que serán pronto cinco millones.
En la frontera con Polonia siguen llegando refugiados desde Ucrania, sobre todo mujeres. Victoria de 21 años no es capaz de asimilar lo que le ha sucedido en los últimos 12 días y asegura que "nunca habría pensado en referirme a mí misma como refugiada, pero supongo que todo sucede en esta vida” y confía en que regresará a casa muy pronto.
A Marina le ha costado mucho trabajo convencer a sus abuelos de que abandonen su casa en el centro de Ucrania. Su marido, Martin, dice que lo entiende “claro que sí. Ninguno quiere marcharse, lo que pasa es que creo que deben marcharse. Aquí estarán seguros. Al menos, más seguros.” Finalmente, lo han conseguido. Ya han conseguido hablar con ellos y saben que están justo al otro lado de la frontera
InformanIsabel Jiménez y Fernando Torrico, enviado especiales de RNE a la frontera.
En el duodécimo día de Guerra en Ucrania, Rusia sigue concentrando tropas en el este y oeste de Kiev para rodear la capital. Entre los residentes, acostumbrados al goteo de bombardeos, crece la preocupación ante un inminente ataque terrestre ruso. Están trabajando en incrementar la resistencia y aseguran la ciudad con barricadas improvisadas.
Sacos de tierra, ruedas viejas, hierros y vigas… Todo vale para impedir la entrada de las tropas a la ciudad. Los civiles han instaurado puntos de control y cocinan en comunidad para alimentar a los soldados que combaten contra Rusia. En las afueras de Kiev, son pocos los que emplean los corredores humanitarios como vía de escape. El de la capital es uno de los seis que Rusia ha abierto para permitir la evacuación de civiles, pero las autoridades ucranianas denuncian que los únicos destinos disponibles son Rusia y Bielorrusia. En el corredor de Irpin, muy cercano a Kiev, no hubo alto al fuego mientras los residentes huían. Ocho personas perdieron la vida a las afueras de la capital.
Lesia y Valeriy son una pareja de soldados ucranianos que se han casado en primera línea de guerra. Vestidos con ropa de camuflaje, han celebrado su enlace tras 22 años de relación y una hija en común de 18. No se veían desde que comenzó la guerra con Rusia hace 12 días, ya que cada uno servía en un lugar distinto. “Estoy feliz de que estemos vivos, de que este día haya llegado y de que mi esposo esté aquí conmigo”, dice aliviada Lesia.
Sus compañeros de batallón han sido los organizadores del evento, al que ha asistido también el carismático alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, y su hermano, el boxeador Wladimir. “A pesar de todo creemos en el futuro y la vida sigue. Estamos decididos a hacer retroceder al enemigo, a recuperar nuestras tierras, y a ganar”, añade Lesia.
Mientras el presidente ruso, Vladímir Putin, advierte que la resistencia en curso está poniendo en peligro el estado de Ucrania y compara las sanciones de Occidente a Rusia con “declarar la guerra”, el batallón de Lesia y Velriy espera la llegada de las tropas rusas celebrando el amor y cambiando los fusiles por flores y champán.
La principal ruta hacia el exilio de los ucranianos sigue siendo a través de Polonia. Allí, en la frontera junto a Ucrania, sigue un equipo de TVE. Cada vez son más las que buscan los pequeños pasos fronterizos de montaña con la esperanza de encontrar menos colas de entrada.
Aun así, Nadia ha esperado ocho horas para cruzar y su amiga Tatiana, 14. Tiene dos hijos y esta noche han sufrido temperaturas gélidas. Pero eso no es nada cuando recuerda el pánico que sintió huyendo de Kiev. Apenas traen equipaje, lo han dejado todo atrás porque la prioridad era viajar ligeras y poder ocuparse de sus pequeños. Foto: EFE/EPA/Jessica Pasqualon
En medio de esta guerra y de esta crisis humanitaria, representantes de Rusia y de Ucrania vuelven hoy a reunirse en Bielorrusia. Será la tercera vez que sienten a la mesa para buscar una salida al conflicto, pero sus posturas, Víctor García Guerrero, siguen muy distanciadas.
El fuego es el rastro de las bombas y por eso en muchos rincones del país hay bomberos trabajando mientras los misiles no dejan de caer. En el Donbás, los rusos siguen atacando con dureza en el este y en el sur de Ucrania. Un asesor de Zelenski ha reconocido que hay más de 900 localidades sin agua ni luz ni calefacción. Una de ellas es Mariúpol, donde según Médicos sin frontera, la gente está bebiendo agua de la lluvia y de la nieve.
En el sur, Rusia ha distribuido imágenes de la base militar de Jersón bajo su control. Aseguran que además han tomado varios asentamientos con salida al mar de Azov. Otro objetivo es Mykolaiv, en su camino hacia Odesa. Allí, según la armada ucraniana, este lunes han alcanzado a un barco ruso que avanzaba desde el Mar Negro y la amenaza está contenida.