José Manuel Soria, el ministro que se metió en mil charcos y claudicó por los paraísos fiscales
- Su gestión le enfrentó con las eléctricas, los ecologistas, Bruselas y sus paisanos
- Es el primer ministro de la democracia que abandona su cargo en funciones
El mediático ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, ha tirado la toalla, acosado por las informaciones que le vinculan con sociedades en paraísos fiscales, tras haberse metido en mil charcos en sus cuatro años al frente de la cartera.
Una legislatura en la que Soria se ha encarado con las eléctricas que recelaban de la reforma, los consumidores que han visto como subía el recibo de la luz, los ecologistas que exigían el cierre de las centrales nucleares e, incluso con sus propios paisanos, que rechazaban las frustradas prospecciones petroleras de Repsol en Canarias.
Licenciado en Económicas y técnico comercial del Estado, Soria domina el inglés, tras pasar su infancia en Londres. Llegó desde Canarias a la política nacional de la mano de Mariano Rajoy, en cuyo círculo más cercano se ha mantenido durante toda la legislatura, para ocupar un ministerio de largo nombre y amplias competencias.
Muchos frentes abiertos
La expropiación por parte del Gobierno argentino de YPF a Repsol, los casi 300 terremotos que provocó el almacenamiento de gas Castor con una factura millonaria que han acabado pagando los consumidores o las ayudas fiscales al sector naval, que Bruselas consideró ilegales aunque el Tribunal de Justicia de la UE dio la razón a España, han sido algunos de los hitos que han jalonado su gestión.
El único sector que ha escapado a la crisis económica de fondo y le ha dado algunas alegrías ha sido el turismo con cifras récord cada año. Paradores, una empresa casi en quiebra en 2011 ha terminado el año con beneficios. Tampoco se ha comportado mal el automóvil, con crecimientos en la producción y las inversiones.
Prolijo en apariciones y declaraciones a los medios, el ministro ha defendido los trabajos de su departamento y su actitud de atreverse a tomar el "toro por los cuernos", pese a haber tenido que rectificar en múltiples ocasiones, sobre todo en lo referente a la reforma del sector eléctrico.
En un intento de atajar el déficit de tarifa, que sigue superando los 25.000 millones a cierre de 2015, Soria ha tomado medidas de la mano de sus secretarios de estado: Fernando Martí, primero, y Álvaro Nadal, después. Con Nadal han venido los cambios más ambiciosos que no han gustado a nadie -ni a consumidores, ni a empresas eléctricas tradicionales ni a renovables-.
Pese al despliegue normativo, Industria se ha dejado en el tintero la reforma del mercado mayorista eléctrico, el refuerzo de la eficiencia energética o de los proyectos de interconexiones.
La constante reforma del sector eléctrico ha logrado equilibrar las cuentas del sistema, en 2014 cerró con superávit, pero ha levantado ampollas con medidas tan controvertidas como el decreto de autoconsumo, conocido como "el impuesto al sol", muy criticado por amplios sectores sociales.
Críticas del PP por la gestión del carbón
También le llovieron críticas de sus propias filas cuando el presidente en funciones de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, atribuyó la pérdida de votos del PP en las últimas elecciones autonómicas a su gestión en el conflicto con la minería. En la misma línea, el portavoz en funciones de la Junta dijo que Soria había "hecho méritos para dimitir o para ser cesado".
Los trabajadores de la minería del carbón, un sector al que Soria redujo las ayudas, se movilizaron para reclamar que el Gobierno cumpliera sus compromisos y el plan pactado con los sindicatos y las empresas.
El ministro canario no ha dejado de tener muy cerca a su tierra natal. Desde una defensa de las oportunidades que podían traer las prospecciones petroleras frente a las costas de las Islas Canarias hasta un repaso por sus excelencias turísticas, con la posibilidad nunca concretada de un regreso a la política canaria.
A lo largo de su carrera, sus vacaciones en hoteles de lujo le han traído quebraderos de cabeza. El primero fue cuando la jueza de instrucción archivó en 2009 el caso Salmón, en el que estaba acusado de cohecho tras un viaje a Austria y Noruega, invitado por un empresario. El segundo, el verano pasado cuando demandó al diario.es por publicar que había disfrutado en Punta Cana de un cinco estrellas, cuyo dueño también posee un hotel ilegal en Lanzarote.
Rehén de sus propias palabras
Pese a las numerosas peticiones de dimisión que le han llovido en los últimos años, han sido Los papeles de Panamá los que le han hecho renunciar. Soria es oficialmente es el primer ministro de la democracia que se ve obligado a dejar sus responsabilidades mientras está en funciones.
“Soria: Si se tiene una sociedad opaca y un cargo público, se tiene que dimitir“
El ya exministro aparecía como administrador de sociedades en paraísos fiscales como Bahamas o Jersey, algo que no es ilegal si se cumplen con las obligaciones tributarias. "Si se tiene una sociedad opaca y un cargo público, se tiene que dimitir", admitía el propio Soria en una entrevista a la cadena Ser, antes de echarse la soga al cuello con sus confusas explicaciones, al escudarse en errores o desconocimiento, pese a existir documentos con su firma (en pdf).
Este goteo de información, haciendo hincapié en las contradicciones del ministro o ensanchando el entramado familiar, ha apagado progresivamente la defensa que, en los primeros momentos, hicieron de Soria tanto el Gobierno como sus compañeros del Partido Popular que ahora dicen que había perdido "credibilidad".
Con su renuncia, Soria pone fin a veinte años de carrera política que empezó en la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria. Fue presidente del Cabildo de Gran Canaria y vicepresidente autonómico, antes de saltar a la política nacional como ministro de Industria, una cartera que ha tenido que soltar por el peso de unos papeles.