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Indignación en Estados Unidos al descubrirse una trama de bomberos y policías que habrían fingido ser víctimas del 11-S. Los estafadores cobraban subsidios por incapacidad, al mismo tiempo que colgaban en Internet fotos que demostraban justo lo contrario.

El presidente de Estados Unidos se ha sumado desde la Casa Blanca al minuto de silencio por el 11-S. Unos atentados que desencadenaron dos guerras: Afganistán e Irak. Algo, que Obama quiere evitar en Siria dejando, de momento, abierta la vía diplomática.

Han pasado 12 años años. Nueva York vuelve a recordar a los casi tres mil fallecidos en aquel atentado. Unos actos que han comenzado a la misma hora en la que el primer avión impactó contra la Torre Norte.

La ciudad de Nueva York comenzará el lunes a cribar y analizar toneladas de escombros derivados de la construcción en la zona donde se produjo el atentado del 11-S en busca de restos humanos que permitan identificar más víctimas.

Los alrededor de 450 metros cúbicos de tierra y desechos provienen de la zona del World Trade Center y de calles adyacentes a donde antes se levantaban las Torres Gemelas, que cayeron sepultando a 2.750 personas aquel 11 de septiembre. Debido a la fuerza del colapso y el fuego, los restos de unas 1.634 personas siguen sin haber sido identificados.

Fue el momento que lo que cambió casi todo y desde entonces, cada 11 de septiembre, en el lugar de los hechos se recuerda a los casi 3.000 muertos en los atentados. La ceremonia principal se ha celebrado, como siempre, en Nueva York pero por primera vez, sin discursos políticos. Donde entonces había escombros hoy hay un parque homenaje en el que echa raíces el único árbol que quedó con vida, la zona cero no se llama zona cero y la media de turistas es de más de 10.000 al día.

Once años después de los atentados del 11-S, los neoyorquinos conmemorarán el aniversario con preocupación por la salud de los trabajadores de emergencias que sirvieron en aquella jornada, y con el telón de fondo de la polémica por la lentitud en las obras de reconstrucción de la Zona Cero.

Cuando las Torres Gemelas, con sus 110 pisos de altura, se vinieron abajo, también lo hicieron miles de toneladas de acero, cemento, cristales y amianto. Miles de litros de combustible de aviación y plásticos ardieron, liberando en la atmósfera sustancias cancerígenas.

La semana pasada, el Departamento de Extinción de Incendios de la ciudad de Nueva York añadió nueve nombres a los 55 ya inscritos en el muro en el que se honra a los bomberos muertos por enfermedades relacionadas con las labores de rescate.

Algunas estimaciones elevan a más de 1.000 el número de fallecidos por enfermedades originadas por el 11-S. En todo el país, al menos 20.000 trabajadores de la Zona Cero han recibido tratamiento médico y 40.000 son objeto de seguimiento en el llamado Programa de Salud del World Trade Center.

Ante esta realidad, la polémica por la reconstrucción de la Zona Cero parece ridícula. Aunque se ha avanzado en el desarrollo de la zona, el proyecto está estancado por peleas políticas y ha incurrido ya en sobrecostes de miles de millones de dólares.