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La junta militar cifra ya en más de 2.000 los muertos tras el violento terremoto que asoló Birmania el pasado viernes. Decenas de miles de personas pasan su cuarta noche a la intemperie, mientras se agota el tiempo para encontrar supervivientes. Tres días después del seísmo se desvanecen las esperanzas de encontrar vida entre los escombros. En las últimas horas, han sacado un cuerpo sin vida, pero quedan más de 70 obreros atrapados.

En Bangkok, capital de Tailandia, donde también ha golpeado el terremoto, las réplicas están siendo constantes.

El régimen talibán de Afganistán gobierna con mano de hierro ante la aparente indiferencia de la comunidad internacional. Las mujeres y las niñas tienen un futuro difícil, sin derechos, en el país. Cuando salen de Afganistán la situación tampoco es la idónea y se enfrentan a muchas trabas. Fátima Amiri es una joven afgana que vive en España y quiere estudiar ingeniería informática. Hablamos con ella de su situación.

El balance de víctimas por el terremoto de magnitud 7,7 que asoló Birmania el pasado 28 de marzo ha aumentado a más de 2.000 muertos, según la junta militar en el poder. De momento, se han confirmado 3.400 heridos y 300 desaparecidos, aunque fuentes locales aseguran que el número de víctimas mortales podría ser muy superior y llegar a las 3.000.

Mientras tanto, continúan las labores de rescate a contrarreloj, ya que las esperanzas de hallar a personas con vida disminuyen 72 horas después del seísmo. Equipos de emergencias internacionales enviados por países como China, India o Rusia, intentan buscar a supervivientes entre los escombros, especialmente en la ciudad birmana de Mandalay, muy cerca del epicentro. Sin embargo, el sofocante calor y las continuas y potentes réplicas están dificultando las labores de rescate. 

La junta militar, que gobierna Birmania desde el golpe de Estado de febrero del 2021, ha decretado siete días de luto en la nación, la más pobre de Asia. Aunque la oposición acusa al Ejército birmano de continuar los bombardeos en pueblos afectados por el temblor. 

En la vecina Tailandia, el seísmo también ha dejado 18 muertos y 78 desaparecidos, la mayoría tras el desplome de un rascacielos en construcción en Bangkok. El derrumbe está siendo investigado, ya que fue el único edificio que se derrumbó y el Gobierno apunta al acero empleado en su construcción.

Pasadas 72 horas, las esperanzas de encontrar supervivientes bajo toneladas de escombros son cada vez menores. Sensores que detectan calor han sido clave en los últimos rescates de varias personas que llevaban más de 60 horas atrapados en un edificio en Mandalay, la segunda ciudad más importante de Birmania.

En Bangkok continúan los trabajos contrarreloj en la torre de 30 pisos en construcción que se vino abajo. Más de 70 trabajadores permanecen sepultados.

Tras una semana de búsqueda, varios rescatistas y equipos de la ONU han encontrados los cadáveres de 14 trabajadores humanitarios de la Media Luna roja, de Protección civil de Gaza y un empleado de la ONU. Los cuerpos estaban enterrados bajo la arena, en Ráfah, en el sur de Gaza, y todavía hay un desaparecido. El Ejército israelí ha confirmado que atacó la semana pasada el convoy porque consideró que los vehículos eran sospechosos. Pero eran ambulancias y un camión de bomberos, claramente identificados, y que acudían a una emergencia tras un bombardeo.

Después de 72 horas del terremoto de magnitud 7,7 registrado el viernes en Birmania y que también se sintió con fuerza en Tailandia, hablamos con María Viladecans, trabajadora de la ONG Colabora Birmania, sobre cómo se está viviendo en el país: "La situación en Myanmar es muy desoladora, no han recibido ayuda por ninguna parte y el conflicto bélico no está ayudando", afirma. En Myanmar, el seísmo ha afectado a 20 millones de personas, un tercio de su población donde 1.700 personas han fallecido y hay más de 3.400 heridos en un país que continúa con el hermetismo de la Junta Militar.

"Estamos intentando entrar en Myanmar, cerca de Yangón para arriba las carreteras están muy afectadas por el terremoto. Estamos trabajando para buscar el mejor canal fiable", relata. La colaboradora insiste en la necesidad de dar ayuda al país y afirma que están buscando la manera de que lleguen: "Llevamos desde el viernes trabajando para que lleguen las ayudas, es difícil encontrar el camino para llegar hacia ellos", concluye.

Más de 40 horas después del devastador terremoto de Birmania, siguen rescatando a personas con vida. Hay al menos 1.700 fallecidos y 3.400 heridos, según la junta militar que gobierna el país.

Los esfuerzos siguen, en medio de las réplicas, en la devastada Mandalay, a pocos kilómetros del epicentro. Muchos de sus habitantes han tenido que dormir al raso. Con el aeropuerto y decenas de carreteras dañadas, los refuerzos tardan más en llegar.

Y en la vecina Tailandia, sacan otro cuerpo sin vida del edificio en obras que se derrumbó en Bangkok.

Foto: REUTERS

La joven catalana Fàtima Ofkir ha llegado este domingo a Barcelona al haber sido amnistiada en Omán tras pasar siete años en una prisión por una condena a cadena perpetua por tráfico de drogas. En un breve vídeo, ha explicado que cuando se encuentre "mejor" y "estabilizada", hablará sobre cómo ha pasado los años arrestada en el país árabe.

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha asegurado que en el caso de Ofkir, al igual que ocurre con los españoles detenidos el exterior, el Gobierno intentaba su regreso desde hacía bastante tiempo con muchas gestiones diplomáticas y ha agradecido al sultán "su humanidad", así como a su homólogo de Omán, "por este gesto de amistad hacia España".

La joven catalana Fàtima Ofkir ha llegado este domingo a Barcelona al haber sido amnistiada en Omán tras pasar siete años en una prisión por una condena a cadena perpetua por tráfico de drogas. El avión en el que viajaba ya ha aterrizado en al aeropuerto de El Prat, pero la joven y sus familiares se han reunido en un lugar apartado de la mirada de los medios de comunicación que esperaban en la zona de llegadas. Foto: EFE/Marta Pérez

Esta semana, un terremoto de 7.7 grados azotaba Myanmar, dejando al menos, y según datos de este fin de semana, 1.644 muertos, 3.408 heridos y 139 desaparecidos en el país. Aunque según el modelo de pronóstico del Servicio Geológico de Estados Unidos, hay una probabilidad del 35% de que el número de fallecidos esté entre 10.000 y 100.000 personas. Algo en lo que coincide María Viladecas, socia fundadora del proyecto Colabora Birmania, en el informativo España a las 8 Fin de Semana. Señala que la situación está controlada en la zona en la que se encuentra, según la información que les llega a cuentagotas desde sus conocidos entre los equipos de rescate, y explica que el país necesita mucha ayuda, sobre todo por las altas temperaturas: "Ahora mismo hay mucha necesidad, sobre todo de comida, de arroz, de agua potable, de mosquiteras, incluso bolsas para cadáveres, porque están encontrando un montón y empieza a ser un problema muy grave de salud, porque claro, aquí estamos a más de 36 grados". En Bangkok, Tailandia, donde también se sintió el temblor, son 17 las personas fallecidas.