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En 2022, 38 menores quedaron huérfanos después de que sus madres fueran asesinadas, víctimas de la violencia machista. Y en los apenas 5 meses que llevamos de año, ya son 22 los huérfanos de la violencia de género en nuestro país. Desde hace 7 años, el Fondo de Becas Soledad Cazorla ofrece una ayuda económica a estas familias, que tienen grandes necesidades, tanto económicas como sociales o psicológicas. Marisa Soleto, directora de la Fundación Mujeres y responsable de la secretaría técnica de las Becas Soledad Cazorla, insiste en la necesidad de seguir mejorando el conocimiento de la situación de estos huérfanos, y que es imprescindible que se les considere en las políticas de emancipación. "Es muy importante que el Estado se haga cargo de políticas de acompañamiento a estos niños", asegura Soleto, que añade: "El paraguas de protección de todas las Comunidades Autónomas debería responder a los mismos criterios: ayudas de acompañamiento hasta los 26 años, siempre que con la mayoría de edad no tengan ingresos suficientes". Además, insiste en que la protección a los menores pasa por evitar el contacto con padres maltratadores.

Las niñas aprenden pronto que las mujeres adquieren valor en nuestra sociedad a través de su atractivo físico y su capacidad de inspirar deseo. Las redes sociales potencian este fenómeno que puede conllevar problemas de autoestima, rechazo al propio cuerpo, ansiedad, depresión y relaciones sexuales prematuras. Según los expertos, toda la sociedad debe implicarse en luchar contra esta cosificiación y sexualización de las más jovenes. 

Unos catorce millones de niños necesitan "desesperadamente" ayuda en Sudán, según Unicef. Es una consecuencia del conflicto que sufre el país, uno de los más pobres de África. En la capital, Jartum, solo funciona una de cada cinco instalaciones sanitarias.

En uno de los orfanatos de la ciudad, no hay personal sanitario y los cortes de luz son frecuentes: sin aire acondicionado y con temperaturas de más de 40 grados, muchos bebés, no logran sobrevivir. Por no hablar del riesgo de que les caiga un misil. Muchos sudaneses han huido a países cercanos, tan pobres o más incluso, como Chad.

Foto: TVE