La frontera entre Pakistán y Afganistán está formada por 800 kilómetros de espino, cuatro torres y hasta drones. Pakistán intenta que no entre en su país el opio, principal ingreso de la economía afgana, pero las organizaciones humanitarias lamentan que esto impide a los refugiados que ahora huyen de los talibanes entrar en el país vecino.
En Por tres razones, abordamos la situación de la mujer afgana. Algunas han podido escapar del país para asegurarse su futuro y quienes se han quedado han salido a las calles este jueves en una multitudinaria protesta sin precedentes para reivindicar su derecho a trabajar, así como para reclamar la participación de las mujeres en el nuevo gobierno talibán.
La ONG 'World Vision' es una de las pocas organizaciones que mantiene su presencia en suelo afgano. Eloísa Molina es la coordinadora de comunicación de esta asociación y nos cuenta que su presencia en suelo afgano es más necesaria que nunca para evitar que se vulneren los derechos de cientos de miles de mujeres y niños.
Además, ponemos el foco en el grupo de jóvenes científicas conocidas internacionalmente como Dreamers afganas y que consiguieron salir del país con la ayuda de UNICEF. Hablamos de ello con Blanca Carazo, responsable de Programas y Emergencias de UNICEF España.
Unos 800 de los 1.200 kilómetros que tiene la frontera de Pakistán con Afganistán están fortificados con vallas y alambres de espino, así como con fortificaciones y sistemas avanzados de vigilancia, para impedir la infiltración de elementos sospechosos y el tráfico de drogas (FOTO: REUTERS).
La Unión Europea quiere una presencia en Afganistán y mantener contactos con los talibanes si se dan ciertas condiciones, pero sin llegar a reconocer al nuevo gobierno que se forme. Así lo ha explicado este viernes el alto representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell, durante la reunión que han mantenido en Eslovenia los ministros de Exteriores de la UE.
"Para apoyar a la población afgana, tendremos que relacionarnos con el nuevo gobierno de Afganistán, lo que no significa reconocimiento. Es una relación operativa", ha declarado Borrell.
Borrell ha asegurado que esta relación se incrementará dependiendo del comportamiento de los talibanes y de que el país no se convierta en "una base para exportar el terrorismo a otros países", respete los derechos humanos, el imperio de la ley y a los medios.
Afganistán debería también formar un gobierno interino con inclusión de otras fuerzas, autorizar la llegada de ayuda humanitaria y permitir que tanto los ciudadanos de otros países como los afganos que se sientan en peligro puedan abandonar el país.
"Para poder llevar a cabo esta evacuación y evaluar las condiciones hemos decidido trabajar de forma coordinada, coordinar los contactos con los talibanes, incluyendo una presencia conjunta de la UE en Kabul", ha declarado.
Los talibanes vigilan la entrada y la salida de ciudadanos afganos por el paso de Torkham, la zona fronteriza que conecta Pakistán con Kabul, la capital del país que ahora dominan los insurgentes. Armados y con la bandera talibán, el grupo fundamentalista ha instalado hasta ocho controles en la sinuosa carretera que lleva hasta la frontera con el país vecino.
Entre los refugiados que se van a quedar en España, está Khadija. Tiene 28 años, tres hijos, y hasta que los talibanes volvieron a tomar el poder, era presentadora de losinformativos en la televisión pública de Afganistán. Ahora vive en un piso de acogida desde donde, dice, va a seguir luchando por los derechos de las mujeres y por su familia, que sigue escondida y amenazada, cada día que pasan allí su vida corre peligro: "De momento nadie sabe dónde están. Cada día es peor. Siempre puede haber circunstancia que los pueda delatar". El 21 de agosto, cinco días después de que los talibanes tomasen Kabul, Khadija subió a un avión rumbo a España. La periodista, que está estudiando español, no confía en que los talibanes instauren un gobierno inclusivo: "Se dice que tal vez mañana se va a conformar el nuevo gobierno pero la sociedad no lo va a aceptar. Mucha gente está en contra de los talibanes. No respetan los derechos humanos. Lo que les espera con este gobierno es volver 20 años atrás".
Pakistán alberga ya a más de tres millones de afganos refugiados y entre su población hay solidaridad, pero también rechazo (FOTO: Saeed Ali Achakzai / REUTERS).
El paso de Torkhum es la llave de la ruta entre Islamabad y Kabul, muchos intentan huir de los talibanes por esta zona. Sin embargo, Pakistán, que ya acoge a más de un millón de refugiados afganos, ha asegurado que no tiene intención de dar ni un solo estatus de refugiado más.
El presidente de EE.UU. ha defendido la retirada de Afganistán en un discurso a la nación. Joe Biden ha dicho que la "verdadera decisión" respecto al país centroasiático era si las tropas debían "retirarse o escalar" de nuevo su implicación allí.
Desde que los talibanes controlan las calles, la mayoría de las mujeres se queda en casa por miedo. Salgy aprovecha para estudiar, aunque es la que ha sacado la mejor nota de acceso a la universidad de todo Afganistán. Su duda ahora es si podrá convertirse en médico, porque las mujeres no pudieron cursar una carrera en la anterior etapa talibán.
Foto: U.S. Air Force/Master Sgt. Donald R. Allen/Handout via REUTERS
Con fuegos artificales y tiros al aire han celebrado los talibanes la retirada de Estados Unidos un día antes de la fecha marcada. Con la salida de las tropas americanas el país se queda ahora en manos de los insurgentes y se enfrenta a una dura situación económica puesto que todas las cuentas estadounidenses están congeladas y el valor de la moneda local se deprecia día a día. Los talibanes han asegurado que no habrá venganza y que es el tiempo del perdón.