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La escasez de crédito obliga a los emprendedores a buscar formas alternativas de financiación. Cada vez es más frecuente que acudan a los inversores privados, conocidos con el nombre de "Bussines Angel's", ángeles de los negocios, que están especializados en apoyar iniciativas empresariales innovadoras.

En España hay 1.800 inversores privados que arriesgan su dinero en proyectos empresariales innovadores. En el último año se han invertido 13 millones de euros así.

En Bruselas siguen con la mirada puesta en las agencias de calificación. Después de las criticas que el miércoles pasado hizo Durao Barroso a la decisión de Moody's sobre Portugal, este jueves varios eurodiputados han reclamado al gobierno comunitario que tome la iniciativa y que cree una agencia de calificación europea.

En Europa ya nadie defiende a las tres grandes agencias de 'rating' -Moody's, Fitch y S&P-. Pero la gran contradicción es que las mismas instituciones que las critican, como la Unión Europea o el Banco Central Europeo, exigen sus calificaciones a la hora de toma determinadas decisiones.

La Unión Europea se encuentra en una encrucijada: regular definitivamente las agencias de calificación o seguir como hasta ahora, amagando pero negociando a hurtadillas con ellas para obtener un juicio menos severo en situaciones como la participación de los acreedores privados en el segundo rescate a Grecia.

El Tesoro Público ha colocado 2.996,65 millones de euros en bonos a tres y cinco años, el máximo previsto, pero a tipos más altos, en una jornada marcada por las dudas sobre las deudas de los países periféricos después de que Moody's colocara el rating de Portugal en bono basura. Pese al repunte en el interés que España ha tenido que ofrecer para colocar su emisión, el Tesoro mantiene el tipo ante el empeoramiento de la crisis de la deuda soberana europea, tal y como prueba el elevado ratio de cobertura, que es la proporción entre la demanda y el importe adjudicado. Estos 3.000 millones cumplen ampliamente el objetivo inicial de la emisión, que oscilaba entre 2.000 y 3.000 millones de euros, al tiempo que la demanda, 7.712 millones de euros, ha superado en más de dos veces el importe finalmente adjudicado.

Una subida de los tipos de interés quiere decir que el dinero se encarece. Pese a que los analistas daban en general por descontada esta subida, no todos están de acuerdo con que la medida sea adecuada en las actuales circunstancias.

Algunos dicen que la decisión apenas se notará en la concesión de créditos porque los bancos cobran ya intereses más altos y consideran que a países como España podría venirles bien para controlar la subida de precios. Otros, sin embargo, creen que puede ser bastante contraproducente y resultar un golpe adicional a la deuda soberana y al crecimiento económico de los países de la periferia de la zona euro.

El Banco Central Europeo cumple con el guión y sube los tipos de interés un cuarto de punto. De esta forma, el precio del dinero en la zona euro se sitúa en el 1,5%. "Esta decisión va a contribuir, a mantener las expectativas de inflación de la zona euro en línea con nuestro objetivo de mantenerla alrededor del 2% a medio plazo. Este objetivo es un requisito para que la política monetaria contribuya al crecimiento económico en la eurozona", ha señalado el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, en rueda de prensa.

Los seis analistas de 59 segundos debaten sobre la fiabilidad de las agencias de calificación después de que Moddy's situara a Portugal en el nivel de bono basura, lo que provocó una bajada generalizada de las bolsas europeas, sobre todo de la de Lisboa.

El nuevo gobierno de Portugal ha encajado mal la rebaja de la nota de Moody's. "Es como un puñetazo en el estómago", ha dicho el primer ministro Passos Coelho. La Comisión Europea dice que es una decisión desafortunada que vuelve a cuestionar el comportamiento de las agencias de calificación. Su presidente, Durao Barroso, ve intereses especulativos y el Ministro de Finanzas alemán asegura que las agencias no están libres de conflictos de intereses y que es necesario limitar su poder. Se suma a las críticas el Parlamento de Estrasburgo, que ha reclamado una agencia europea de calificación.