La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha dicho estar "orgullosa" del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) tras el escándalo del espionaje mediante Pegasus y ha insistido en que el Gobierno no tiene "nada que ocultar", si bien ha advertido: "No podemos aceptar especulaciones". La ministra comparece este miércoles en la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados, donde en una primera intervención ha tratado de diversos temas, si bien al final de la misma se ha referido de forma indirecta al software Pegasus después de que el Gobierno anunciara el lunes que los teléfonos tanto de Robles como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, habían sido espiados "de forma ilícita y externa".
Foto: La ministra de Defensa, Margarita Robles, durante su comparecencia ante la Comisión de Defensa del Congreso. EFE/J.J. Guillén
El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, ha asegurado este martes que el Ejecutivo desconoce quién está detrás de la intrusión en los teléfonos móviles del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y que el informe del Centro Criptológico Nacional no ha aportado ninguna información sobre la autoría, aunque ha insistido en un ataque "externo".
FOTO: Félix Bolaños, durante una rueda de prensa en el Palacio de La Moncloa.EFE/Sergio Pérez
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, considera que la situación de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y de la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban, es “insostenible” tras la revelación que hizo el Gobierno este lunes de que los teléfonos del presidente del Gobierno y de Robles habían sido espiados: “El teléfono que debería ser el más seguro y sensible de este país, el del presidente, haya sido pinchado”.
Pedro Sánchez, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, han anunciado la presencia del software Pegasus en sus teléfonos después de que se conocieran los presuntos espionajes a los líderes independentistas catalanes. Sin embargo, como ha señalado en Las Mañanas de RNEChema Gil, profesor del Centro Universitario ISEN de Cartagena y Co director del Observatorio Internacional de Seguridad, todavía falta por saber si esto ocurrió en sus teléfonos personales o en aquellos que les proporcionan y que están completamente encriptados ya que, en tal caso, “sí se consideraría una acción de espionaje pura y dura”, indica.
Una información que, explica, también resulta relevante de cara a la próxima reunión con la OTAN en el mes de junio y para la que, como indica Gil, se deben “ofrecer las máximas garantías de seguridad”, frente al que él considera el encuentro “más importante de los últimos años”. Opina también que decir que podría ser Marruecos quien se encuentra detrás de estos actos son meras especulaciones y recuerda que la empresa que desarrolla este software se encuentra supervisada por el propio gobierno israelí, por lo que su distribución no es ajena a ellos.
El caso del supuesto espionaje del 'Caso Pegasus' ha dado un vuelvo tras conocerse que varios móviles de miembros del gobierno fueron infectados con este software hace un año, según informó ayer el propio Ejecutivo. Juan José Nombela, director de Ciberseguridad de la Universidad Internacional de La Rioja, ha explicado en Las mañanas de RNE que esta brecha de seguridad podría haberse evitado revisando de forma periódica y exhaustiva los terminales. Además, el experto ha remarcado que "la seguridad absoluta no existe", pero ha explicado que sí que existen formas de minimizar la posibilidad de estas infecciones, y ha alertado de que Pegasus no es el único software de estas características.
Hoy nos situamos en Zaporiya, donde se espera la llegada de los civiles evacuados de la planta de Azovstal, en Mariupol, y en Odesa, donde se han producido bombardeos con víctimas civiles. Hablamos de un sector de la población ucraniana, el de la población romaní, muchas veces indocumentado, que está teniendo problemas para huir de la guerra y salir del país. Conocemos cómo se está utilizando Pegasus como arma de espionaje y terminamos en la Antártida, donde este año se han registrado temperaturas récord que han dado lugar a atípicas 'olas de calor'.
El presunto espionaje a líderes políticos españoles mediante el programa informático Pegasus ha puesto sobre la mesa asuntos como la ciberseguridad o la susceptibilidad de los dispositivos móviles. Eduard Blasi, abogado y videpresidente tercero de la Asociación Profesional Española de Privacidad (APEP), advierte de la importancia de "ser cautos y revisar los permisos que damos a las aplicaciones". "Cada vez nuestros dispositivos recogen más información de nosotros", explica. Considera, asimismo, que "las autoridades de control deben de incoar de oficio inspecciones cuando se vean vulnerados determinados derechos de los ciudadanos".
En España, el sistema Pegasus ha abierto una crisis política por el presunto espionaje a líderes políticos. Su uso, no siempre en condiciones de clara legalidad, ha afectado a mandatarios de todo el mundo. El Parlamento Europeo, de hecho, tiene abierta una comisión que va a a tratar durante los próximos doce meses el uso de esa herramienta en territorio europeo.
En la mesa de corresponsales del informativo 24 horas, hoy abrimos líneas con el mundo para hablar de las investigaciones abiertas en otros países y para conocer qué posición toma la propia empresa que lo comercializa. En Francia, hace un año que Enmanuelle Macron denunció que había detectado un pinchazo en su teléfono. El origen del espionaje se situaba en Marruecos, pero el país nunca ha reconocido nada. En Alemania, la propia Angela Merkel fue víctima del espionaje, junto a otros cientos de terminales. El gobierno alemán pidió entonces que se restringiera su uso. Pegasus está concebido para evitar ataques terroristas y luchar contra el narcotráfico. En teoría, solo pueden adquirirlo los estados. Sin embargo, ha sido usado también por multinacionales y se ha espiado a periodistas, activistas y políticos. La compañía que lo vende, NSO Group, con sede en Israel, se desvincula del mal uso y se caracteriza por su opacidad.
Con Antonio Delgado, corresponsal en París; Beatriz Domínguez, corresponsal en Berlín, y María Gámez, corresponsal en Jerusalén.