El 7 de octubre, los kibutz fueron arrasados y muchas personas fueron masacradas. Hasta 240 fueron tomadas como rehenes por Hamás. Entre ellos, miembros de la familia de Jimmy Miller. "Cada día que están ahí es un peligro", asegura Miller, que confía en que los estén cuidando, aunque es difícil mantener la esperanza conforme pasan los días.
Miller pertenece al movimiento de solicitud para que se libere a los secuestrados e insiste en que no son el enemigo. También pide compasión a Hamás para que libere a los niños: "Si tienen corazón, tienen que liberarlos".