Día 422: un sábado en el colegio ucraniano de Madrid
Darina tiene 15 años y vino a España, un país del que apenas sabía que existía, sola. Sus padres, abuelos, toda su familia, viven a 40 kilómetros al norte de Kiev y otros tantos de Bielorrusia. Su pueblo fue ocupado por los rusos. Nico tiene 11 años y salió de Crimea hace dos meses. Su padre, ucraniano, no quería ir a luchar contra sus compatriotas. Sasha tiene 17 años. En cuanto cumpla 18 quiere ir a Ucrania a luchar por su país. No tiene miedo a morir, dice. Tatiana irá a la Universidad el año que viene en Ternópil. Se fue con nueve años y tiene claro que quiere volver.
Darina, Nico, Sasha y Tatiana, van todos los sábados al colegio Dyvosvit de Alcorcón. Es un punto de encuentro, un lugar donde aprender la lengua, la cultura y la historia de su país, el de sus padres y abuelos. Natalia Bondarenko, la presidenta de la asociación Centro cultural educativo Dyvosvit y directora del colegio, nos guía por sus aulas, en las que estudian ahora 400 niños, y escuchamos sus voces y sus historias, todas ahora marcadas por la guerra.