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La política migratoria es una de las cuestiones que más divide en la Unión Europea. En Países Bajos ha provocado la caída del gobierno de coalición de Mark Rutte. Algunos de sus socios no apoyaban su propuesta de endurecer la reagrupación de las familias que huyen de la guerra. "No es ningún secreto que nuestras diferencias eran irreconciliables. Es decepcionante, pero es una realidad política innegable", ha reconocido Rutte.

Foto: PHIL NIJHUIS / ANP / AFP

En el bloqueo de Polonia y Hungría hay razones políticas de consumo interno. Son gobiernos ultraconservadores que hacen bandera del rechazo a los migrantes, a quienes relacionan con problemas de seguridad pública. Este otoño los polacos van a las urnas y va a ser un tema de campaña. A grandes rasgos, ni Polonia ni Hungría quieren acoger refugiados pero tampoco quieren pagar. Es la diferencia con países como Austria, Dinamarca o Suecia, con gobiernos liberales conservadores. Ellos sí aceptan esa compensación, aunque defienden controles más estrictos. En Alemania, uno de los grandes países de acogida, apuestan por un equilibrio entre humanidad y orden. Aquí no ha gustado, por ejemplo, que el pacto contemple la expulsión express en las fronteras de familias con menores de 12 años.

Si hay un país que seguirá presionando para cerrar acuerdos en materia de inmigración es Italia. La presidenta del consejo de ministros, Giorgia Meloni, en el gobierno desde hace menos de un año, se ha enfrentado ya a varias crisis migratorias y ha llegado a decir que los confines europeos no son seguros. Desde enero han desembarcado en las costas italianas 65.000 inmigrantes. Y lo que pide es solidaridad en el reparto de refugiados y subvenciones con fondos comunitarios a los países del norte de Africa que frenen la salida de estas embarcaciones. Ahora durante la presidencia española espera tener un aliado en esta batalla. Forman el bloque de países mediterráneos, junto a Grecia y Malta, Italia y España son hoy por hoy la principal puerta de entrada a Europa de la inmigración irregular.

Abdelatif Khatir es un refugiado sudanés. "Yo llegué a Ceuta, saltando la valla, y super difícil. Lo intenté 14 veces y en esas 14 veces siempre me detuvieron", nos dice. A la decimoquinta lo consiguió. Se dice fácil pero lo suyo fue una odisea migratoria de dos años desde que salió de Sudán hasta que consiguió el estatuto de refugiado. Ahora tiene otra vida a salvo, estudia un taller de empleo aquí en Sevilla... Hasta ahora las propuestas de la nueva política de asilo europea que se está negociando, no parecen suficientes para mejorar y garantizar el acceso, a ojos de las ong...Por delante todavía un largo proceso con muchos más obstáculos que no saben cómo terminará... La gran mayoría de las solicitudes son rechazadas.

Los fantasmas de la Segunda Guerra Mundial sobrevuelan la política francesa. Unos y otros los invocan a su conveniencia para posicionarse sobre la guerra en Ucrania. Hablamos con Esther Senot, una de las últimas supervivientes en Francia del holocausto nazi. También con el historiador Benoit Pellistrandi, el analista internacional Alexandre del Valle y el abogado Juan Branco.

"Un año después siguen habiendo las mismas preguntas sin respuestas", ha indicado en Las Mañanas de RNE la corresponsal de RTVE en Marruecos,  Ana Jiménez.  Explica que ni el Ministerio del Interior ni ningún otro portavoz ha ofrecido explicaciones sobre lo que pasó y denuncia que no se hayan comunicado los resultados de las autopsias realizadas a los 23 fallecidos, según las cifras marroquíes: "De momento, solo se ha enterrado a uno de esos 23 cadáveres en el cementerio de las afueras de Nador", ha añadido la corresponsal. Jiménez ha contado también que se ha militarizado la zona en la que se produjo el salto, y que se ha ampliado el foso que separa Marruecos de Melilla.

José Bautista, periodista de investigación de la Fundación por Causa y miembro del consorcio de Lighthouse Reports que investigó los hechos del 24J, ha indicado que no se habría tomado ninguna medida para que no vuelva a ocurrir una tragedia como la vivida entonces, y denuncia que haya "70 familias que todavía están buscando a sus seres queridos" y que no han contado con el apoyo de las autoridades marroquíes o españolas.

La organización agraria Asaja y el sindicato Comisiones Obreras pedirán al Gobierno central la regularización de unos 2.500 inmigrantes que malviven en asentamientos chabolistas de Huelva. Una iniciativa con la que pretenden que estas personas sean ciudadanos de pleno derecho para que puedan, dicen, vivir dignamente.

Cada día muchas personas se echan al mar con esperanza huyendo en patera de las guerras, del hambre y jugándose la vida. José Antonio Rodríguez Verona, responsable de primera respuesta de emergencia para la población migrante de Cruz Roja en las Islas Canarias, asegura en Las Mañanas de RNE que ellos actúan una vez que son activados por Salvamento Marítimo y habla de “ojos perdidos” porque, asegura, que los migrantes que llegan “no saben ni ellos a dónde han llegado.” Y explica que mucha gente no es consciente del drama que viven estas personas y pide acercarse a un muelle para sentirlo.