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La segunda economía del mundo ha pasado de crecer un 5% en el primer trimestre del año a un anémico 0,4% en el segundo. Los analistas lo achacan a las medidas para controlar la COVID-19. El confinamiento de Shanghái, el centro financiero de China y el mayor puerto del mundo, supuso un frenazo en la producción industrial, que afectó a las cadenas de suministro de todo el mundo. Además, los confinamientos en muchas otras ciudades y las restricciones de movimiento están siendo un lastre para el turismo y la restauración. A lo que se une un mayor desempleo, sobre todo juvenil, y un sector inmobiliario saturado, con miles de viviendas vacías que no se venden. El objetivo de crecimiento anual del 5,5% se aleja. El Fondo Monetario Internacional ha rebajado su previsión hasta el 2,8%.

Foto: Cargamento de carbón en el puerto chino de Lianyungang (REUTERS/Stringer)

Los precios siguen subiendo. La inflación ha empeorado en el mes de julio en España. Roza ya el 11 por ciento. Son casi dos puntos más que la media de la zona euro. Desde 1984 no la veíamos tan alta. Aunque este mes han bajado los carburantes, la subida de electricidad y alimentación ha disparado el índice de precios. Pero si no se cuenta ni energía ni comida, la inflación supera ya el 6%, lo que indica que el problema se extiende y se enquista.

FOTO: Imagen de archivo de un vendedor en un puesto de pescado y marisco en el Mercado Central de Valencia. Rober Solsona / Europa Press