El rey Felipe VI ha llamado a "preservar" y "no desvirtuar" en la España de hoy los valores de la Constitución de 1978, que ha definido como el "gran pacto nacional de los españoles por la concorcia y la reconciliación". Y ha hecho una férrea defensa de la Monarquía como "símbolo de la unidad y permanencia del Estado", para reivindicar el papel del rey Juan Carlos I como impulsor de una democracia "hoy firmemente consolidada", y su propio papel para el presente y el futuro: "La Corona está indisolublemente unida a la vida de España, la democracia y la libertad".
Concordia, unidad, convivencia y entendimiento han sido algunas de las palabras que más ha repetido el monarca en un discurso en el que ha reconocido la Carta Magna como "fruto del acuerdo y no de la confrontación" y como la primera Constitución "que no divide a los españoles, sino que los une". "El deseo de reconciliación, la voluntad de entendimiento y la vocación de integración" que, en opinión del rey inspiraron el texto constitucional, están en "plena vigencia" en una España "abierta a los cambios", con espíritu "crítico pero siempre constructivo".