Si continúa sin llover, los regantes de Orellana sólo podrán sembrar 3.500 hectáreas de tomate para industria. Menos de la mitad que un año normal. La Ley Agraria de Extremadura prioriza otros cultivos en caso de sequía, como el olivo intensivo o los árboles frutales.
El planeta está cada vez más cerca de su punto de no retorno, y apenas queda tiempo para enderezar el rumbo. El informe presentado este lunes por los especialistas climáticos de la ONU se ha convertido en un nuevo grito de denuncia ante la inacción generalizada de los gobiernos, que contemplan con pasividad un cambio climático cuyos efectos devastadores afectan ya a la mitad de la población mundial. "Lentitud es sinónimo de muerte", ha recordado el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, durante la presentación del documento, que es una continuación del sexto Informe de Evaluación (AR6) del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, publicado el pasado agosto.
"Todos los países deben cumplir el compromiso adquirido en Glasgow de fortalecer los planes climáticos nacionales para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5ºC", ha exhortado el mandatario portugués. Según el nuevo informe, las decisiones que se tomen en los próximos diez años determinarán en qué medida la humanidad podrá soportar y adaptarse a los cambios causados por el incremento de la temperatura media del planeta, y deja claro que solo la acción ante el cambio climático asegurará un futuro para la humanidad, ya que si se supera ese límite de 1,5ºC los impactos serán incontrolables. "He visto muchos informes, pero ninguno como este", ha asegurado Guterres.
- La mitad de la población mundial vive ya en lugares muy vulnerables al calentamiento global
La sequía altera el ecosistema en la isla de El Hierro
- Las tierras fértiles de pastos tienden a secarse, lo que obliga a trasladar el ganado
- El biólogo de GESPLAN, Juan Manuel Martínez, afirma que "hay menos flora y fauna por la sequía"
Hoy se han conocido los datos referentes a la situación de los embalses de Andalucía y no mejoran por la falta de lluvia. Actualmente la comunidad cuenta con un 31% de agua embalsada, es decir, once décimas por debajo respecto a la semana pasada. Un problema que sufren las ganaderías en extensivo andaluzas debido a esa escasez de agua, que se traduce en la falta de floraciones y sin pastos.
La falta de lluvia en España ha convertido al mes de enero en el segundo más seco del siglo XXI. Tampoco se espera que febrero sea muy diferente y los expertos apuntan a que la falta de precipitaciones se va a prolongar hasta el mes de marzo. La sequía se extiende y no solo en España hay síntomas de alerta. En la Mesa del mundo, hoy hablamos con nuestros corresponsales sobre la escasez de recursos hídricos a la que se están enfrentando muchos países.
España y Portugal han pedido a laUnión Europea que incremente los adelantos de fondos de la Política Agraria Común para hacer frente a la crisis que la sequía abre en el campo. De ello, nos hablaMaría Carou, corresponsal en Bruselas. Es tal la situación de escasez de agua que golpea a países tan poco acostumbrados como Alemania. Beatriz Domínguez, corresponsal en Berlín, explica que regiones del oeste y suroeste, en las que recientemente se han vivido inundaciones, ahora registran niveles hídricos bajos. Los avisos llegan también al oeste de los Estados Unidos, que padece, tal como nos cuenta Fran Sevilla, la peor sequía en ocho siglos. Conectamos, por último, con María Gámez desde Israel, un vergel en medio del desierto donde el cambio climático también está causando probemas. Allí, la gestión del agua es un asunto de supervivencia.
La falta de lluvia y las temperaturas suaves están adelantando la floración y con ella la temporada de alergias. A la sequía y el calor se une la contaminación en las ciudades, factores que hacen que el polen sea más agresivo.
En los próximos días el Gobierno va a convocar la Mesa de la Sequía para estudiar con las comunidades y el sector agrícola posibles medidas ante el impacto que está teniendo para el campo esta falta de agua. Un episodio que, además, se va a prolongar durante el mes de marzo.
Sobre las causas que provocan esta sequía es difícil atribuir a una sola causa la situación actual, pero los científicos apuntan a varios fenómenos. El vórtice polar, esa corriente intensa de vientos que circula en las capas altas de la troposfera, alrededor del Ártico, y que impide que las bajas temperaturas del polo pasen a latitudes más bajas. A ello hay que sumarle otro hecho cuya causa están investigando: la expansión hacia el norte de la atmósfera subtropical.
El calor que sube y frío que no baja da como resultado un anticiclón estancado sobre nuestras cabezas desde hace ya mes y medio, y las previsiones no son muy halagüeñas debido al calentamiento global. También tratan de buscar las causas en el fenómeno de La Niña, ese enfriamiento de la superficie del océano Pacífico ecuatorial, pero no siempre que está La Niña hay sequía y no siempre que hay sequía coincide con La Niña por eso los científicos son prudentes en este aspecto.
Informa Rosa Basteiro
La sequía ya tiene consecuencias directas sobre el consumo. En el caso del Campo de Gibraltar, se van a tomar medidas ante la falta de lluvias. Comenzarán reduciendo la presión del agua y avanzan que, si no llueve antes de abril, habrá cortes de suministros en tramos horarios.
Sigue sin llover y el agua acumulada en los embalses continúa bajando. La situación dibuja un paisaje de sequía en numerosas zonas de España. Para que recuperemos la reserva de agua, no vale cualquier lluvia. Rubén del campo, desde la Agencia Española de Meteorología (AEMET) explica que "tendría que llover de manera continuada durante varias semanas. Lo ideal para recargar los acuíferos, los embalses, es que vengan borrascas atlánticas que rieguen durante varios días, con sus frentes, la mayor parte del territorio." Es decir, la lluvia débil o esporádica, no sirve de casi nada. Tampoco la torrencial, porque aunque deja mucha agua, suele caer en lugares muy concretos. Y ya por pedir, mejor que llueva por la noche, porque el agua se evapora menos. Estamos en una situación parecida al invierno de 2018, también seco. Una primavera pasada por agua sería la última oportunidad porque nuestra temporada de lluvias se interrumpe ahí. Nuestros veranos son típicamente secos. Y no hay que perder de vista el cambio climático.
FOTO: EFE/ Brais Lorenzo
La falta de lluvias que sufre gran parte de España afecta de forma directa al agua acumulada en los embalses y pantanos. En algunos como los de la cuenca del Guadiana y los del Guadalquivir la situación es crítica. Los expertos alertan de que la cantidad de reservas hidráulicas de estos embalses y pantanos son erróneos, ya que se contabiliza como agua, la tierra y los sedimentos acumulados en su interior. José Luis Casamor, profesor de Geología Marina en la Universidad de Barcelona, advierte que “hay reservas hidráulicas que son consideradas en los cálculos ministeriales que existen en forma de tierra”. La solución sería quitar estos sedimentos, una operación que tiene un elevado coste y que deja inoperativo al embalse o pantano. Según Casamor, para contabilizar de forma correcta la cantidad de agua hay que actualizar los estudios.
Informa Juan Coca.
- España está sufriendo uno de los inviernos más secos desde que comenzó el siglo
- Sin embargo, no se ha producido un incremento de la temperatura, por lo que los niveles de polen se han mantenido
De octubre a febrero ha caído un 36% menos de lluvia que la media para este periodo, fruto de un otoño seco y uno de los inviernos con menos precipitaciones de los últimos años. Los embalses se encuentran a tan solo el 44% de su capacidad. Un reportaje de Rosa Guardado, del Área de Economía de RNE.
- “No les consta al Ministerio de Hacienda que haya habido un gasto ni una justificación por parte de la Junta de Andalucía”
- Las cuencas andaluzas están en mínimos desde hace al menos 25 años
La alarmante situación de los pantanos en Extremadura comienza a afectar a los vecinos de 9 localidades de la provincia de Badajoz, que ven limitado su uso tanto para consumo humano como para el regadío. A estas alturas, los cultivos de invierno comienzan a secarse y, de cara a la temporada estival, José Cruz, secretario de agricultura de UPA UCE y Juan Metidieri, presidente de APAG Extremadura ASAJA, no saben si podrán sacar adelante los cultivos de verano. Ambos han estado con nuestra compañera Julia Noriega y han solicitado formar una mesa de la sequía para plantear soluciones cuanto antes.
Este inicio de año hidrológico 2021-2022, que empezó en octubre, está siendo el segundo más seco de este siglo, únicamente superado por el de la temporada 2007-2008. Las lluvias han sido un 35% inferiores, mientras que las cuencas hidrográficas están al 44% de su capacidad. Aunque es un problema generalizado en toda España, Andalucía y Cataluña presentan mayores complicaciones. En Andalucía preocupa la situación de la Cuenca del Guadiana y del Guadalquivir, la más extensa de la comunidad, que se encuentra en un 28,5% de su capacidad. La Confederación Hidrográfica asegura que el abastecimiento humano no se verá afectado, pero el cultivo de regadío y los agricultores que se dedican al olivar podrían sufrir todas las consecuencias. Ya el año pasado tuvieron restricciones del 50% y en 2022 se habla de que podrían perder el 80% de sus cosechas: “Podemos enfrentarnos a una cosecha de aceite de oliva nula en Andalucía”, expresa Juan Luis Ávila, secretario general de COAG Jaén.
En Cataluña, en el Alto Ampurdán (Girona), más de una veintena de municipios tienen restricciones desde octubre, cuando se decretó la situación de alerta. Allí no solo se limita el uso para la ganadería y agricultura, sino también para el consumo personal, con un máximo de 250 litros por habitante y día. La Agencia Catalana del Agua reconoce que la situación empieza a ser preocupante.
Jorge Olcina, responsable del laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante y expresidente de la Asociación Española de Geógrafos, expresa que es necesaria una vigilancia continua de lo que está ocurriendo. “La sequía es un riesgo silencioso pero constante, no avisa de una manera inmediata y radical como una tormenta o temporal, por lo que hay que hacer un seguimiento continuo”, ha asegurado en Las Mañanas de RNE. Olcina explica que estamos en un inicio de año seco, y que los meses de marzo y abril van a ser determinantes para establecer una evolución de medio y largo plazo. “Si no cambia de forma radical las condiciones, podríamos hablar de que España habría entrado en un ciclo seco”, declara, algo que asegura “no es nuevo, ya que ha habido grandes sequías en los años 80 y 90”. Olcina cree que el abastecimiento humano del agua está garantizado, pero el problema es el campo y el territorio interior peninsular donde, sin grandes núcleos de población, los problemas se incrementan. “En este contexto de cambio climático, tenemos que ir adaptando nuestros sistemas de gestión y almacenamiento del agua, para que podamos estar dos o tres meses sin una gota de agua y podamos tener depósitos suficientes para que no falte agua en las ciudades”.
Informan Javi Núñez y Gemma Estévez
- En la actualidad los embalses españoles están 16 puntos por debajo de la media de los últimos 10 años
- La peor situación la registran las cuencas del Guadalquivir y del Guadiana
La sequía tiene en vilo al campo extremeño y toca tomar decisiones. La Comunidad de Orellana sólo regará los cultivos permanentes. La escasez hídrica de la cuenca, dice, no le da para regar tomate o maíz, los cultivos que pueden verse más afectado y que, probablemente, reducirán las hectáreas sembradas. También los ganaderos están afectados por la falta de lluvia.
La zona norte de la provincia de Almería es la más afectada por la sequía. Una falta de agua que se lo está poniendo muy difícil a los agricultores y los ganaderos.
Los agricultores repiten que la falta de agua ya está arruinando las cosechas de frutales y el olivar. Los ganaderos aseguran que la falta de pasto y la subida del pienso en un 30% afecta a la producción. De momento, aseguran que ya no tienen cereal para alimentar el ganado en las fincas.